La mirada nos permite ser conscientes de lo que nos rodea.
Descansar la vista sobre las personas que tenemos cerca, las cosas, los paisajes.
Si lo hacemos de forma pausada, sin prisas, nos aporta detalles que no vimos, sensaciones que no vivimos y sentimientos que nos devuelven la solidaridad con los demás seres humanos.
A pesar de todo, a pesar de que no podamos olvidar porque senda llevamos a nuestro mundo o que sinsabores nos aguardan a la vuelta de la esquina, la mirada nos ayuda a dar un poco de calma a nuestra vital angustia.
La mirada es como una esperanzadora ventana a la que se asoma el alma.
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