30 mayo 2006

Letras que forman palabras que crean y destruyen (Guirigay)

La palabra es una fuerza en ocasiones desmedida.
Es un volcán poderoso vomitando historias de héroes o traidores, cuentos de brujas y caperucitas, rumores de paraísos perdidos, difamaciones sin tregua...
Depende de como se emplee su fuerza, el daño o la ayuda, la creación o la destrucción, el sueño o la pesadilla, se envuelven de sus letras y sonidos.

La mar y el mar (Guirigay + Estarcido)

Excita y tranquiliza con sus suaves ronroneos. Te arrulla y te duerme, te colma de sueños. Es esa mar sirena que te llama y te acoge en su regazo.
¡Pero ten cuidado que no es mujer! Y aunque parece cálido, es frío su cuerpo líquido.
Cuando te envuelve, llega el olvido. El olvido que es miedo y sosiego. Deriva del alma intranquila.
Mar, masculino o femenino, llena de historias el recuerdo de las mujeres, de los hombres pegados a sus orillas.

"Yo lo prefería en tierra, dijo con aquella curiosa voz que acariciaba con rudeza. Pero éste tampoco es mal sitio" (Manuel Rivas)

Las tiras cómicas de Janario (Estarcido)

Las divagaciones que publico de vez en cuando dan frutos muy curiosos e interesantes.
Una de las últimas "Las murallas del Imperio: miserias de la ¿Civilización?" recibió una visita que me ha ayudado a conocer un blog "Las Tiras Cómicas de Janario" dedicado a dibujos críticos con muchos de los temas de más candente actualidad en nuestra sociedad.
Reproduzco una de estas viñetas a continuación y os invito a visitar ese blog con vuestra habitual mirada curiosa y crítica.

29 mayo 2006

Las mil repúblicas de cada día (Guirigay)

Los lunes tienen mala fama.
Seguro que en parte es merecida.
Hoy sin ir más lejos, dos tropezones en el trabajo con mis compañeros, me han llevado a pensar que la semana venía torcida.
Un poco después, casi había olvidado los incidentes y estaba sonriendo ante otros comentarios menos interesados.
Y es que cada momento trae sus cosas, y éstas van cimentado una o dos de las mil repúblicas de cada día.

República (Diccionario de la RAE)
(Del lat. respublĭca).
5. f. Causa pública, el común o su utilidad.

Lo efímeras que son las cosas (Divagación + Catártico)

Este fin de semana me dieron una desagradable sorpresa.
Me hicieron asumir una vez más lo efímeras que son las cosas.
Un fin de semana al mes, mas o menos, voy a la Capital, en el autobús de línea que sale a la 1:30 horas (¡sí, en la madrugada o lo que sean esas horas!). Después de casi cinco horitas de autobús, con una parada técnica en medio (para estirar las piernas y lo que sea menester), llego a la estación de autobuses más claustrofóbica que conozco y rápidamente compro dos o tres periódicos en uno de los quioscos de la estación y salgo disparado a la superficie.
Siempre hago lo mismo, ir a una cafetería un poco cutre (poquito porque lo compensan la amabilidad y gracejo de los camareros), llamada Loren’s que es la única abierta.
Allí me busco una mesa en el fondo, pido un zumo de naranja, un café y unos churros o cruasanes (vamos, lo que tengan) y comienzo la ceremonia de leerme todo de cabo a rabo. Como no tengo ninguna prisa porque mis obligaciones no empiezan hasta las diez, repito lo del zumo, el café y demás, otras dos veces, e inmersión en la prensa escrita.
Suelo acabar todo este protocolo sabatino, lavándome a conciencia las manos para eliminar bien la tinta de los dedos y saliendo a respirar el aire impuro de la gran ciudad dando un paseo hasta el centro para que las piernas recobren un poco de vida.
Pues bien, a partir de este sábado debo hablar en pasado porque nada más salir a la superficie me di cuenta de que algo iba mal: no noté luces en el Loren’s y cuando me acerqué, vi que todo estaba cerrado y bien cerrado y el interior daba un aspecto de abandono. Ese aspecto que tienen los locales cuando se les han dado el punto y final. Mi desilusión fue terrible. No me gustó la situación y me sentí desamparado. Mucho más cuando la otra cafetería que más o menos me agrada y que está justo enfrente, no abre hasta las siete o siete y media.
Me encontré obligado a meterme otra vez en las desagradables profundidades y, como no me gustan las cafeterías subterráneas, tomé un metro hacia el centro, con la ilusión y la amargura (sentimientos simultáneos y contradictorios) de encontrar un nuevo lugar para retomar mis mensuales prácticas, cuasi-religiosas, de madrugada del sábado en la gran manzana madrileña.
¡Qué efímeras son las cosas!




26 mayo 2006

Las murallas del Imperio: miserias de la ¿Civilización? (Divagación)

En muchas ocasiones me da la impresión de que nuestros gobernantes planetarios y las bufonescas cortes que les rodean, viven en un continuo peplum.



Estas películas de romanos eran particularmente frecuentes en mi infancia y adolescencia. Un tiempo en que los imperios miraban hacia dios y los gallardos defensores de la cultura y la religión oficial de Occidente, con la pluma y la espada, estaban con su pecho vigoroso dispuesto a abrirse y dar su corazón por la patria (perdón, la Patria, con mayúsculas).
Nos hacían ver la grandeza del Imperio romano, de la Roma que exportaba e imponía su cultura y su ley, derecho y Pax romanos. Todo lo que quedaba fuera de sus fronteras estaba poblado por bárbaros, gentes sin la refinada cultura greco-romana.
El Imperio duró mucho, tal vez demasiado tiempo, y su hundimiento tuvo mucho que ver con no haber asimilado adecuadamente a toda esta extensa humanidad, a todos esos seres humanos que tenían el mismo derecho que los romanos y sus pueblos asimilados y adocenados.
¿O es que hay personas de primera y segunda clase?
O ¿De segunda y tercera calidad humana?

El Imperio duró mucho, tal vez demasiado tiempo, y su hundimiento tuvo mucho que ver con no haber asimilado adecuadamente a toda esta extensa humanidad, a todos esos seres humanos que tenían el mismo derecho que los romanos y sus pueblos asimilados y adocenados. ¿O es que hay personas de primera y segunda clase? O ¿De segunda y tercera calidad humana? Los que creemos que todos respiramos y amamos de la misma o parecidas maneras, también creemos que nadie tiene más derechos que otras personas. Que las diferencias biológicas que enriquecen tanto a la especie humana, son eso, riquezas y no deméritos.

Ahora estos señores de la guerra, que biológicamente no son nada excepcional (me refiero al intelecto, concretamente, para que no haya confusiones), se creen en el derecho de poner murallas, a electrificar las fronteras, a pedir papeles a las personas que desean como todas las personas vivir en zonas más prósperas y seguras.
O ¿es qué es mejor vivir en una chabola que en un chalecito?
Y por haber nacido en Dacca ¿tengo menos derechos vitales que el que ha nacido en Barcelona?
¿En base a qué o por mandato divino de quién, tiene alguien potestad a decir quien vive y quien no, o como debe vivir uno u otro?
¿Ninguno de vosotros ha emigrado en busca de trabajo?
¿Todos habéis tenido maravillosos padres que se bañaban en oro y de paso os compraron un pisito y os pusieron a trabajar en una oficina cobrando un “pastizal”?
No creo que sea el caso de muchos.
Mas bien supongo que todos, en mayor o menor medida, hemos vivido y sentido el desarraigo que supone alejarse de la familia o los amigos por necesidades laborales o por el absurdo cumplimiento de un deber, el servicio militar, que se inventó algún imbécil que no sabía ni tenía otra cosa en que pensar. Necesitaban enseñarnos a defender la Patria ¿Qué patria la suya o la nuestra? ¿Y cuál es la nuestra?
No todos somos príncipes ni herederos de cuantiosas fortunas y es meridianamente claro que si uno se enriquece es porque otros muchos se empobrecen o por lo menos no pueden permitirse los mismos caprichos que esos pocos.


Ver imágenes de muros, de alambradas, de campos de refugiados, no nos causan demasiado penar porque al fin y al cabo no lo estamos sufriendo nosotros. Y las caras de los que vienen en pateras o en cayucos o como se quieran llamar esas endebles embarcaciones, lo único que nos amargan a muchos es el vino, la cerveza y las tapitas que nos estamos llevando a la boca. Es posible que hasta nos sintamos tentados de hacer alguna broma o utilizar alguna genial frase de esos babosos profesionales que tanto abundan en partidos, como el PP en España, o similares.

Somos los nuevos romanos y debemos proteger el nuevo Imperio con murallas, las nuevas murallas y las viejas, lamentablemente no sabemos aprender que los viejos imperios emplearon los mismos sistemas y el viento del tiempo se los llevó sin ningún remordimiento.

La educación, la libertad y la infancia



Nos planteamos tantas cosas sobre la infancia, sobre nuestros hijos o los hijos ajenos, los fracasos escolares, las frustraciones, las enfermedades… algunos padres casi viven en un sin vivir. Tal vez hemos llegado a tal saturación de buenos deseos para nuestros hijos que hemos olvidado el más importante que, en mi humilde opinión, es que sean personas, que se desarrollen como seres humanos libres, respetuosos con el prójimo y, sobre todo felices, muy felices.
Y la felicidad probablemente no se consigue proporcionándoles cada vez más bienes de consumo en forma de abundantes alimentos innecesarios (léase chucherías y golosinas, entre otros) o de juguetes, o dinero, mucho dinero para sus gastos superfluos (como la mayoría de los nuestros), al fin y al cabo todo parece que se puede comprar (¿?).
Tal vez dedicarles mas tiempo, compartir (que no imponer) amor, vivencias e ideales, las palabras y los hechos, ayuden un poco en ese difícil camino para el que ninguno tenemos una guía de bolsillo adecuada.
No sé, pero imágenes como ésta (de 20.minutos) me dejan más amargura que reflexión aunque la vida nunca ha sido fácil, en nuestro país podemos considerarnos bastante privilegiados.

25 mayo 2006

Desde la primera línea... Paul Auster

Hay comienzos que impresionan. Esa sensación de desorientación y ansiedad, de ganas de continuar con la lectura y a la vez de dejarlo, me ocurrió hace poco con un libro de Paul Auster. Este es el principio al que me refiero:
"Estaba buscando un sitio tranquilo para morir. Alguien me recomendó Brooklyn, de manera que al día siguiente salí de Westchester y fui para allá a reconocer el terreno. No había vuelto en cincuenta y seis años, y no me acordaba de nada."
Dice la Wikipedia del autor:
“Paul Auster es, por excelencia, el escritor del azar y de la contingencia. Persigue en lo cotidiano las bifurcaciones surgidas de acontecimientos aparentemente anodinos. Esto sucede en La música del azar, y sobre todo Leviatán en su excepcional escena central. Su estilo es aparentemente sencillo, gracias a su trabajo y conocimiento de la poesía, pero esconde una compleja arquitectura narrativa, compuesta de digresiones, de historias en la historia y de espejismos (El cuento de Navidad de Augie Wren). También describe la pérdida, la desposesión, el apego al dinero, el vagabundeo (en El palacio de la luna, cuyo personaje central se llama Marco Stanley Fogg, en una especie de unión de estos tres grandes viajeros). También se cuestiona la identidad, en especial en la Trilogía de Nueva York en la que uno de sus personajes (que no es el narrador) se llama como él, en Leviatán, en la que el narrador tiene sus iniciales (Peter Aaron) y conoce a una mujer llamada Iris (anagrama de su esposa Siri), o en La noche del oráculo, en donde un personaje se llama Trause (anagrama de Auster).”

Continental Blues (Divagación + Guirigay)

La noche se acerca gélida en la madrugada. Una madrugada de sábado, como tantas otras noches fronterizas de viernes a sábado, preparándome para ese viaje periódico a la capital, cruzando en metro la línea de la ría en dirección a la metrópoli.
Me rodean muchas personas con cara de sueño. Cara de sueño y esperanza, o desesperanza, porque ambas son compañeras y suelen ir tan juntas en el mismo viaje que no se las distingue nítidamente.
Es una buena hora para divertirse, recorrer la ruta de bares conocidos, cruzarse con las personas de siempre y de nunca.
Me pregunto dónde quedó ese safari urbano, tal vez en algún remoto lugar de mi memoria. No sería capaz de reconocer las sendas por las que, con alegría y sueño, caminé tantas veces.
La salida del metro me abre de nuevo los horizontes de la noche y me aguarda una espera más larga de lo debido hasta que el conductor del autobús abra la puerta y recomience el viaje.
Las caras se alargan con la espera, el ruido se apaga en esta temprana madrugada. Las luces artificiales nos perfilan como espectros que buscan en anhelado reposo.
Estamos en marcha, la tripulación se acomoda en sus asientos de remeros de esta embarcación moderna. Se transforman las luces en sueños, los sonidos en recuerdos. Mientras en el dial van cambiando las estaciones de radio, mientras se hablan de mágicas construcciones, de soledades infinitas del alma, de hipotecas del cuerpo y de la vida al mejor precio del mercado, dormito intentando encerrarme en mi mundo interior, en mis remembranzas, entre los profundos suspiros de la compañera de viaje, profundamente dormida, que el azar me ha deparado.
La lluvia golpea los cristales con furia, el conductor, rodeado de un halo de blanquecina luz, transforma sus rasgos y se convierte en un intrépido piloto conduciendo la delicada nave de madera por un engañoso y desconocido piélago.
Me siento bien y mal, con esa ambigua sensación de que uno vive el presente sin poder romper las ligaduras del pasado. El pasado que viene en oleadas dolorosas o placenteras cuando menos lo esperas. Es un compañero infatigable, nunca se cansa, siempre te espera, te alcanza, acompasa su marcha, agota tus fuerzas, o repara las heridas que él mismo ha abierto.
Me asombro de que estás omnipresente, en cada instante del viaje, no descuida ningún detalle. El viajero siempre lleva el recuerdo de su amada, de la Eva esencial impregnando sus cabellos, su piel. Es el hilo que une su origen y su destino. Te transformas en mis ensoñaciones, tienes múltiples rostros, innumerables y amados cuerpos. Retorna continuamente el pensamiento placentero pero absurdo, la cruel pregunta de por qué me encuentro aquí, rodeado mi cuerpo de la frialdad de este asiento de autobús, y no pegado a tu cálido cuerpo, envueltos los dos en nuestras placenteras sábanas.
Y en este otoño de mi vida, vuelven a surgir palabras, frases, pensamientos que siempre rondan mi mente, de eterno viajero buscando el prometido y paradisíaco Sur.

24 mayo 2006

Megalomanía y propaganda (divagación)



Acabo de leer esta noticia (vide infra) en "el País" y me quedo con la sensación de que la megalomanía sigue dando fuerte. Es gracioso que siempre le den la pincelada de grandeza humana a la gran capacidad de la iniciativa privada de tal o cual empresario (¿con su dinero? o ¿saldrán nuevas Gescarteras, Rumasas, Banestos y demás?). Curiosamente la propaganda que consigue funciona y les hace parecer todavía más poderosos.

Extracto de la noticia:

El nuevo complejo World Trade Center (WTC) de Nueva York ha comenzado a tomar forma con la inauguración, este martes, de la Torre 7, el primer rascacielos reconstruido tras los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001. Durante el acto, celebrado a los pies del vacío que dejaron las Torres Gemelas, Larry Silverstein, arrendatario del complejo y promotor de los nuevos edificios, ha asegurado que la Torre 7 "es un símbolo de la resistencia y el espíritu de la ciudad".
El magnate inmobiliario ha señalado que esto "es sólo el principio" y que se respetarán los plazos de reconstrucción de la zona cero, cuya finalización está prevista para el año 2012.
La Torre 7 es un rascacielos de acero y cristal de cerca de 230 metros -algo menos que su predecesor- que cuenta con 52 plantas, de las que 40 se reservan para oficinas, lo que totaliza 153.000 metros cuadrados de uso comercial. Según el empresario, se trata de la torre de oficinas "más innovadora" de Nueva York, y presume de ser el "primer rascacielos ecológico" de la ciudad y de haber establecido nuevos estándares en seguridad y tecnología.

23 mayo 2006

¿Vamos mal o vamos no bien? (Divagación)

Como se impone la moda de hablar de lo no ésto, lo no lo otro (y yo que creía que en castellano había suficientes palabras que significan ausencia de algo o la negación de otra palabra: antónimos), no sé como titular este post.
La verdad es que después de escribir el post anterior hemos estado en una entrevista con la tutora de nuestro hijo pequeño (16 años) y al salir no sabía que pensar: ¿Vamos mal o vamos no bien? ¿Es el no mal, el bien?
Si alguno me puede ayudar a aclarar esta duda existencial, se lo agradecería muchísimo.

Volubilidad (Divagación)















Volubilidad
¡Hay que ver cómo somos algunas personas!
Ayer hacía sol y me sentía fatal.
Hoy hace el mismo sol y me encuentro fenomenal, con unos inmensos deseos de saltar, correr y gritar.
¿Puede estar todo un mundo contenido en un instante?
¿Ser éste grandioso y, poco después, miserable? ¡Seguro!
Es, simplemente, un poco de volubilidad.
Un soplo de viento cálido en tu alma.
¿Y no gira el viento?
¡Que se lo digan a las veletas!

Los hábitos poco saludables y la intolerancia (Divagación + Estarcido)


Casi todos sabemos, en mayor o menor medida, lo peligrosos que son algunos hábitos para la salud. Recientemente, se aprobó la famosa “ley del tabaco” regulando los lugares en los que está permitido fumar y en los que está prohibido. Supongo que la intención es buena y pretende preservar a todos aquellos que no fuman por placer y, sin embargo, son realmente fumadores pasivos porque a su alrededor no se respeta su derecho a no tener que fumar involuntariamente. El efecto beneficioso de la prohibición es mayor cuando los fumadores pasivos son niños cuyo organismo está en continuo cambio y desarrollo y determinados tóxicos, como el tabaco y el alcohol, es preferible que no interrumpan estos procesos fisiológicos. Otros tóxicos, por razones poco claras, presentes en el ambiente, el agua o los alimentos, no parecen recibir tanta atención por parte de las instituciones competentes en dichas materias. Sin darnos cuenta, nuestro cuerpo va adquiriendo incontables elementos extraños e insanos porque controlar su presencia puede disminuir los beneficios de determinadas empresas privadas o públicas.
No deseo extenderme en estos comentarios que mejor debería llamar críticas. La verdad es que quería referirme a otra situación: el derecho a envenenarse y morir dignamente. Realmente no sé si tenemos estos derechos porque cuando leo los comentarios impresos sobre la eutanasia o el derecho a morir dignamente que manifiestan muchos enfermos terminales o en situaciones de dependencia total de otros, como es el caso de los tetrapléjicos, hay un importante rechazo por parte de muchas personas.
Sin embargo, sorprende como cambian las cosas, las ideas, las opiniones. Cuando era niño fumar o beber (me refiero claro está a bebidas alcohólicas) eran hábitos aceptados socialmente por la gran mayoría de las persona. Mas pronto que tarde te introducías o te introducían en ese hábito: tus amigos, las películas, los héroes de los tebeos o los libros, … casi todo alrededor de nuestra cultura giraba en función de éstos y otros hábitos que después hemos comprendido que eran perjudiciales. Muchas personas tienen realmente problemas para dejar estas adicciones, otras son consumidores esporádicos. Los efectos nocivos son muchos pero, tal vez por la gran diversidad genética que tenemos, no se manifiestan tan duramente en todos los que fuman o beben. Ésto hace que muchos se sientan (o nos sintamos) invulnerables pero no es así.
En concreto, puedo decir que me gusta fumar y que no fumo (probablemente llevo cerca de tres años sin fumar). Me gustaba fumar en pipa o fumar cigarros puros (pero no cigarrillos). Me sentía envuelto en una atmósfera romántica las pocas veces que fumaba y me transportaba casi a otro lugar mientras disfrutaba de pensamientos y sensaciones, muchas creadas en las lecturas o en las películas que forman mi acervo personal. También me gustan varios tipos de bebidas alcohólicas y casi no bebo, o más bien bebo puntualmente, en ocasiones en que me parece interesante envenenarme un poco. Y a ésto, al envenenarse un poco me quiero referir porque creo que una persona tiene derecho a saber que se está envenenando pero también a poder hacerlo, si esto no significa dañar a otras personas.
Estoy de acuerdo con la prohibición de fumar en lugares compartidos con otras personas. Me gusta poder tomar tranquilamente un té o un café en una cafetería sin necesidad de tener que lavar posteriormente la ropa porque no hay quien soporte el mal olor a tabaco quemado. Siempre elijo habitaciones de no fumadores en los hoteles. Pero también creo que una persona adulta tiene que poder fumar, si lo desea, un cigarrillo o un puro, o cualquier otra cosa fumable si lo hace solo o en compañía de otras personas que tengan la misma apetencia.
Lo mismo podría decir sobre el alcohol y quisiera recordar un consejo de un filósofo de la Grecia antigua, creo que era Sócrates (corríjanme si me equivoco) que decía que “el vino no debe probarse antes de los veinte años, entre los veinte y los treinta debe beberse con mucha moderación, pero a partir de los treinta es difícil soportar los avatares de la vida sin la compañía del vino”. Creo que es un consejo tal vez exagerado, que puede ser adaptado con cierta permisividad a otros márgenes de la edad y la vida, pero probablemente refleje un sentimiento que ha acompañado siempre al ser humano: la dificultad de adaptarse a los continuos cambios que nos trae la edad y la vida.
Los siguientes recuerdos de Kathy (escritos por Kazuo Ishiguro) son sobre el tabaco y el hábito de fumar y ciertos extremismos que pueden pasar de la ficción a la realidad sin ningún problema ya que la realidad suele superar a la ficción:
“No sé como habrá sido en otros centros, pero en H. los custodios eran sumamente estrictos con el hábito de fumar. Estoy segura de que habrían preferido que ni nos hubiéramos enterado de la existencia del tabaco; pero dado que tal cosa era imposible, cada vez que surgía cualquier referencia al hecho de fumar se aseguraban de aleccionarnos firmemente en contra de un modo u otro. Cuando se nos mostraba la fotografía de algún escritor famoso, o de algún líder mundial, y éste sostenía un cigarrillo entre los dedos, se hacía un alto en la clase para afearle la conducta en tal sentido. Circulaba incluso el rumor de que algunos libros clásicos –como los de Sherlock Holmes, por ejemplo- no tenían cabida en nuestra biblioteca porque los personajes principales fumaban mucho, y cuando nos topábamos con alguna página arrancada de un libro ilustrado o una revista, sabíamos que era porque en esa página aparecía la fotografía de alguien fumando.”

20 mayo 2006

Gore Vidal: “Pitágoras, a mi entender…”

“Pitágoras, a mi entender –aunque, ¿quién entiende la compleja totalidad de su pensamiento?-, pensaba que la unidad era la base de todas las cosas. Del uno, la unidad, deriva el número. De los números, los puntos. De los puntos, las líneas de conexión. De las líneas, los planos; y de éstos, los sólidos. Y de los sólidos, los cuatro elementos: el fuego, el agua, la tierra, el aire. Estos elementos se reúnen y forman el universo, que está constantemente vivo y en movimiento. Una esfera que contiene en su centro una esfera más pequeña: la tierra.
Pitágoras creía que, entre todos los sólidos, la esfera es el más hermoso; y que de todas las figuras planas, la más sagrada es el círculo, donde todos los puntos están unidos y no hay principio ni fin.”

José Luis Sampedro: "¿Para qué se escribe?"

“¿Para qué se escribe?
Hombre, hay quien escribe para ser famoso, para salir en la tele; hay quien escribe para ligar, para ganar dinero, pero no es de ese tipo de motivaciones de las que vamos a hablar, entre otras razones porque para ganar dinero o ser famoso hay medios más rentables. Hablemos de arte, de literatura, de necesidad vital. Yo escribo por una razón, yo diría, genética.
¿Ustedes recuerdan a Nureyev, el bailarín ruso que murió hace unos años?
En una entrevista, a la pregunta de la periodista: «¿Qué consejo daría usted a un muchacho o muchacha que quiera dedicarse al ballet?», el gran artista contestó: «Que si puede, lo deje».
De lo que se deduce que para Nureyev la única razón seria para dedicarse al ballet era no poder evitarlo. Ése es exactamente mi caso con la literatura. Mi obra será buena, mala o regular, acertada o desatinada, pero la he escrito porque no podía evitarlo
… // …
es un esfuerzo. Pero no es un trabajo. Tal vez para entendernos mejor, deba aclararles qué entiendo yo por esfuerzo y a qué llamo yo trabajo. Para mí, el esfuerzo es dedicar energías, tiempo, movimientos, iniciativas para hacer algo, para crear algo, ya sea hacer cumbre en el Everest, diseñar una mesa de pino o escribir una novela para satisfacer una necesidad interior, por el mero placer de crear o por una pasión deportiva. El trabajo sería eso mismo, pero con intención de venderlo en el mercado para ganarse la vida, para conseguir dinero, para comer, para vivir o por afán de lucro. Es decir, la diferencia la establezco en la finalidad.”

Carl Sagan: "Cada nación cuenta con instituciones..."

"Cada nación cuenta con instituciones militares y servicios de información que valoran el peligro planteado por el otro bando. Esos centros tienen un interés creado en los grandes desembolsos militares y de espionaje. Así, tienen que enfrentarse a una continua crisis de conciencia (un incentivo claro para exagerar la capacidad y las intenciones del adversario). Cuando sucumben a ella, dicen que se trata de una prudencia necesaria; pero sea cual fuere el término empleado, impulsa la carrera de armamentos. ¿Existe una apreciación pública e imparcial de los datos de los servicios de inteligencia? No. ¿Por qué? Porque se trata de datos secretos. Tenemos de este modo una máquina que funciona por sí misma, una especie de conspiración de facto para impedir que las tensiones decaigan por debajo de un nivel mínimo de aceptabilidad burocrática."

¡Ojo al cristo que es de madera! (Divagación + Estarcido)

Estos días, por no decir meses o años (vamos desde que el reyezuelo adorador del espurio emperador planetario dijo que nos abandonaba: me refiero al señor Aznar y al señor Bush, respectivamente por si no ha quedado claro), el ambiente social de por si tranquilo y pastoril (para eso están la televisión y el fútbol como eficaces adormideras del alma y la mente) se está agitando por una premeditada política de acoso, bufoneo y derribo que viene practicando la derechona reaccionaria (léase determinados personajillos del PP) en este País.
Y digo derechona reaccionaria porque me refiero a ese tipo de derecha chusquera y botarate y no a las personas demócratas con ideas conservadoras y liberales. Porque no se puede meter a todos en el mismo saco y no creo que sea lo mismo un Señor Zaplana que un señor Gallardón, ni un señor Acebes que una señora San Gil.
Ahora, que hagan un poco de memoria histórica estos buenos señores, y que no se dejen llevar por las hordas neofascistas: cuando los militares sediciosos y traidores se cargaron a la añorada II República española, dieron bastante paredón a los conservadores que fueron fieles a sus convicciones democráticas. A esta buena gente no les sirvió de nada o de poco sus creencias religiosas, su urbanidad o su buena fe. Los pistoleros de las camisas azules, correaje y botas sólo entendían las claras palabras de su endiosado dictador: un tiro en la nuca convence más que mil palabras.

Escojo este fragmento, de una obra del para mí casi desconocido Dietrich Schwanitz, como aviso de navegantes y para que tengamos cautela que del insulto y la desfachatez se pasa rápidamente a la barbarie violenta. Las fotografías que vienen a continuación se las he tomado prestadas a Pepetxu (www.espacioblog.com/pepetxu y espero que no le importe).

“Te digo, G., lo mismo que ya le he dicho a L.: ¡olvidad vuestro vitalismo irracionalista!
La filosofía de la vida es una patraña, no es más que pura ideología, la polvareda que levanta la decadente burguesía en su última escaramuza.
¿Y cuál ha sido el resultado de toda esa confusión?
El fascismo.”

Pido perdón a los suplantados payasos porque siempre me gustaron y les he considerado unos verdaderos profesionales que me dieron muchas tardes de alegría.

Finalmente, vayan una imagen del gallo rojo de Pepetxu por si alguno me ha tomado por afiliado o simpatizante del PSOE y otra de Corto Maltés, soñador empedernido:


19 mayo 2006

Queridos Marta y Pepetxu (Divagación)

Queridos Marta y Pepetxu,

Agradezco vuestros comentarios y con vuestro permiso los voy a reproducir después de esta ligera divagación.

No me gusta hacer proselitismo. No me siento como un predicador ni he deseado sentirme así. El tema del fútbol es difícil porque de chaval quieres ser parte de un equipo, jugar con los compañeros, sentirte parte del clan.
La adolescencia nos cambia, unos prefieren seguir siendo gregarios, otros se vuelven lobos esteparios. Otros somos como una veleta que gira según sople el viento. Hay ocasiones en que cual lobo estás buscando una senda solitaria para hallar una luz cálida al final de la noche. Otras, te emborrachas en la compañía de amigos o extraños, te vuelves fratría, tribu, la violencia aflora en tu piel y la noche son castillos ardiendo.
Es esa maldita soledad, para la que no hemos sido programados o preparados, la que nos arroja en brazos de extraños que ven en nosotros la misma posibilidad de salir del laberinto en que se pierde el solitario.
Me repugna la violencia, sobre todo la que no tiene ninguna razón de ser. Aunque diría ¿hay alguna violencia que tenga algún sentido? Sin embargo, los seres humanos somos en esencia violencia y llevamos la tea encendida en la mano que escondemos tras la espalda, dispuestos a quemar el templo.

Un abrazo

Comentario de Marta (http://www.lacoctelera.com/reciencasada):
Está muy claro que el fútbol es uno de los opios del pueblo... y yo tampoco soy muy futbolera, pero teniendo en cuenta que me paso media vida sola como la una, cuando voy al bar a por el café mañanero sólo quiero entablar una conversación.
¿Y cuál es la más fácil? Fútbol o el tiempo (que vaya caló por los madriles estos días), así que... me leo los titulares del Marca los lunes por la mañana y ya puedo hablar.
Porque hoy he intentado hablar del último libro que me he leído... y qué desastre.
Volveré al fútbol. ¿Quién juega mañana?

;-)

Comentario de Pepetxu (http://www.espacioblog.com/pepetxu):
Recuerdo que antes, cuando los intelectuales progresistas hablaban del fútbol, (también mucha gente del pueblo llano, como mi padre), se referían a él como la anestesia que empleaba el franquismo para entretener a las masas y que no pensaran.
¿Y ahora, qué...?, nunca el pegarle patadas a un balón ha estado a la altura de éstos tiempos.

Salud

PD: No me gusta como está el asunto. Para celebrar la victoria del Barça, un puñado de energúmenos se iban a cargar Barcelona. En Granada, como la policía no les dejaba subirse a las ancianas fuentes, la emprendieron con los coches patrulla, rompiéndoles los cristales y machacando las carrocerías.

¿Es eso sano deporte y alegría festiva...?

Regreso a la Ciudad de la Luz (Guirigay)

Miré al sol y, en la turbia ceguera de la noche, vi la Ciudad de la Luz, y a los hombres y mujeres aúreos.
Estabas allí, sonriente, con la cabeza erguida, explicando que la vida en el Edén no sería muy diferente.
Y las aguas de los ríos eran cálidas y frías a la vez.
Envolventes aguas de vida que reflejaban tus dulces ojos, que reflejaban la luz que emanaba de tu mirada.
El sudor perlaba tu frente, la bruñía, sacaba brillo a tu estrella, guía polar hacia el futuro.
Y comprendí que si la efímera felicidad existía, ésta habitaba en la calidez de tu alma, en la ambrosía de tus labios.

Luis Cernuda: “Ir al atardecer a la catedral…”

“Ir al atardecer a la catedral, cuando la gran nave armoniosa, honda y resonante, se adormecía tendidos sus brazos en cruz. Entre el altar mayor y el coro, una alfombra de terciopelo rojo y sordo absorbía el rumor de los pasos. Todo estaba sumido en penumbra, aunque la luz, penetrando aún por las vidrieras, dejara suspendida allá en la altura su cálida aureola. Cayendo de la bóveda como una catarata, el gran retablo era sólo una confusión de oros perdidos en la sombra. Y tras de las rejas, desde un lienzo oscuro como un sueño, emergían en alguna capilla blanca formas enérgicas y extáticas.”

Las palabras y su significado (Estarcido)

¡Qué complejas son las palabras!
Si una palabra puede significar tantas cosas, muchas diferentes, según en el contexto en que se emplee ¿Qué puede suceder con una frase, un párrafo, un capítulo o todo un mensaje?
¡Cuantas confusiones hay con la palabra escrita!
¡Muchas más con la palabra hablada!
Es difícil comunicarse, sobre todo cuando no se tiene ninguna intención de entenderse. Y sucede con tanta frecuencia entre parejas, amigos, compañeros de trabajo u ocio. Sin embargo, muchas veces ofende esta falta de entendimiento, ausencia de comprensión, cuando esta se realiza de cara a la galería pública:
¡Qué espectáculo lamentable de incomprensión simulada que nos ofrecen esos señores que se autodenominan políticos!
¡Qué bochorno y vergüenza ajena!
¡Lo doloroso es que se entienden bien cuando toca repartir prebendas, favores y subidones de sueldo!
Les dejo este fragmento de una interesante obra de mi admirado Antonio Tabucchi. Una bonita visión poética de las palabras ajenas adoptadas en nuestra vida lingüística diaria.

“A veces nos vienen ráfagas de ideas que no pertenecen a nuestra lengua, y ello no debe parecerte extraño. O palabras, que a veces el mundo parece hecho de palabras iguales entre sí aunque distinto sea el modo de entenderlas en su sustancia. Por ejemplo, la palabra antrophos. Esta palabra en la que pienso, y que a cada uno de nosotros nos parece la misma, para cada uno quiere decir una cosa. Una palabra que ni siquiera Linneo, Querida mía, habría sido capaz, con toda su paciencia, de clasificar en sus infinitos valores. En mi caso, un hombre sólo, un caso de una trivialidad casi ridícula, dado que periódicos y censos, municipios y autoridades hoy lo llaman single. Pero en mi caso la singularidad coincidía realmente con la vieja soledad. La más absoluta soledad, como la del paisaje que me rodeaba, hecho de zarzas y de retama y cipreses en las colinas. Y por eso llamé a la puertecita y giré el picaporte. Por lo general, en casos como éstos, debería abrir una señora de cierta edad, preferiblemente inglesa, con el pelo gris y acaso vestida con un sari, porque ha vivido en la India, una persona que ha meditado largo tiempo sobre las filosofías del Oriente y que sabe cómo manejarse con las vidas futuras.”


18 mayo 2006

Yasushi Inoué: “He quemado el Diario…”


“He quemado el Diario en el jardín, hoy. El amplio cuaderno se ha convertido en un puñado de cenizas, y, mientras iba a buscar un poco de agua para sofocar el fuego, un leve torbellino lo ha dispersado todo, al tiempo que las hojas secas.”

Oscar Wilde: "No existen más que dos reglas para escribir..."


"No existen más que dos reglas para escribir: tener algo que decir y decirlo."

No crean que me quejo (Catártico)

Lo confieso, también he visto el partido del Barça.
No soy demasiado futbolero. De vez en cuando veo u oigo (muchas veces porque no lo puedo evitar) algo de la insufriblemente larga información deportiva que nos atosiga a todas horas: los telediarios o noticieros dedican más tiempo al fútbol que a otra cosa y cuando no hablan de fútbol nos tocan los órganos genitales con automovilismo, baloncesto, motociclismo, ciclismo y un largo etcétera de deportes (¿negocios?).
No crean que me quejo, tengo bastante abandonada la televisión porque los demás programas me parecen de una calidad tan baja como los deportivos: gente ensalzada por méritos tan elevados como haber cometido estafas a dos manos y públicamente, prostitución encubierta que resuelve la vida a gente sin oficio pero con mucho beneficio, intelectuales del ladrillo, la banca o cualquier otro chanchullo, mostrándonos el camino a seguir y lo desgraciados que somos los imbéciles que seguimos realizando nuestro trabajo día a día. Es realmente una programación cultural que pagamos entre todos y que nos destaca sobre todas las demás criaturas humanas o no de este planeta.
Pero no voy a echar la culpa a los demás, porque nadie me obligó a sentarme enfrente del televisor. Ejercí mal el libre albedrío, me dejé llevar por el lavado general de cerebro mediático y, sorprendentemente, sufrí con el Barça y me alegré con su victoria. Digo claramente su victoria porque no quiero que olviden que es una sociedad privada, con una carga ideológica bastante retrógrada en sus órganos de dirección y presidencia. Supongo que no me alegro (¿?) lo mismo cuando publican los beneficios anuales del Banco Santander Hispano, Telefónica, BBVA u otras entidades privadas, pero ayer me alegré.

Me puse a pensar que este partido me recordaba otros partidos de fútbol cuando vi en el palco al presidente del gobierno democrático, el Señor Rodríguez Zapatero, sentado entre el presidente del Barça y la reina, y cerca del rey. Me recordó a otros tiempos cuando era el dictador el que estaba sentado en el palco y a su alrededor otros presidentes de clubes y los que antes fueron príncipes y ahora reyes. Cambian los tiempos, cambian algunos cargos, tenemos un gobierno democrático pero seguimos con el babero puesto, la boca abierta y el encefalograma plano, contribuyendo a que unos cuantos se beneficien de tantos y que además no nos queremos enterar:

¡Visca el Barça!



17 mayo 2006

Caronte (Guirigay + Estarcido)

Tus labios, tus ojos, tu sonrisa que tanta luz me han dado y, gracias a los dioses, me siguen regalando a diario. Te observaba entera y en tu ser todo me reconfortaba. Mientras bebías, pausada, una cálida y aromada infusión, se animó mi ego de viajero y te mostré la moneda, una lira maltesa, recuerdo de las suaves islas de la diosa.
-¡Qué moneda más curiosa!
¡Con esa bonita ave en la cara, la barca y el sol en el envés!
¿Con ella pagarás el viaje a Caronte?
Han pasado los días, los meses, tal vez muchos de esos artificiales años en los que intentamos aprisionar al implacable, al que pasó. Han pasado, dejando sus huellas, sus señales pero tus palabras resuenan todavía y tanto en mis oídos. Caronte. Pienso en ti y en los sonidos del recuerdo.
Busco en mi compañero libro “Los mitos griegos” de Robert Graves, a Caronte y me recreo en la lectura. En esa lectura que una vez más me hace recordar aquel triste y sabio epitafio Memento mori.
“Cuando las ánimas descendían al Tártaro, cuya entrada principal se halla en un bosque de álamos negros junto al océano, los familiares piadosos las proveen a todas con una moneda bajo la lengua del cadáver. Así pueden pagar a Caronte, el avaro que las transporta en su destartalada barca hasta el otro lado del Estigia
…//…
Las ánimas sin moneda tenían que esperar eternamente en la orilla cercana, a menos que eludieran a Hermes, su conductor, y se deslizaran por una entrada posterior…”
Envuelto en el aire de este nuestro y gríseo, inmenso y brumoso, océano boreal miro la moneda. La lira maltesa parece tener el tamaño justo para mi boca. Sin embargo, mi optimismo innato me lleva a pensar que si el día en que este tránsito ocurra no estuvieran cerca mis familiares y amigos para proveerme con esta u otra moneda, sabré eludir a Hermes con las añagazas aprendidas durante todo este tiempo pasado y las que aprenderé en el que aun me queda por vivir.

16 mayo 2006

Sabores y aromas (Divagación + Estarcido)


Paladear un sabor o recibir el agradable estímulo de un aroma, son actos imprescindibles en nuestras vidas. Sirven para nuestra subsistencia como seres vivos y para nuestras necesarias relaciones sociales. Es interesante ver la conexión tan estrecha que hay entre estas dos funciones y como las explica el antropólogo Desmond Morris en una de sus últimas obras (“La mujer desnuda”):
“La lengua es el verdadero órgano del sabor, pero su habilidad es muy tosca. Sólo puede distinguir cuatro cualidades: dulce, amargo, ácido y salado. Todos los demás ‘sabores’ de nuestra enormemente variada cocina, de hecho, no son detectados por las ávidas superficies de nuestras lenguas salivantes mientras mordemos, masticamos y tragamos nuestras comidas, sino por las pequeñas zonas sensibles al olor de la parte superior de nuestras cavidades nasales. Las partículas portadoras de olor se dirigen directamente a través de la nariz mientras llevamos la comida a la boca, o indirectamente desde la boca misma. Una comida puede saber bien (en la lengua), pero huele deliciosa (en la nariz).”(1)
(1) Desmond Morris

Érase una vez un gato rufo y gordo (Nanocuento)

Érase una vez un gato rufo y gordo que entendía perfectamente el lenguaje de las moscas. Las observaba atentamente, escuchaba sus mensajes y, tranquilo, esperaba el momento en que las discusiones subieran de tono. Entonces, en el momento preciso, rápido, increíblemente rápido, de un salto terminaba la conversación cerrando su boca, con una sonrisa, sobre las moscas.

El viento en las velas (Guirigay)




¿Y qué ha sido de tu sueño, de tu anhelante ilusión perseguida?
¿Qué fue de tu dorada ciudad del sol, del hermoso paraíso obrero?
¿Dónde ha quedado la fuerza del viento hinchando tus velas?
Te sentías tripulante del Argos, surcando procelosas aguas oceánicas en busca de tu vellocino de oro. Observando los agrestes acantilados donde el enemigo vigilaba tu travesía, sentías la fuerza de la sangre golpeando en tus sienes. Te sentías un intrépido Odiseo, un justo Eneas, un Alejandro visionario. Todos tus héroes antiguos se fundían en tu clara mente y creaban un alma, fuerte y libre.
¿Acabó tu visión profética en un sofá, tirado frente a un televisor, viendo a veintidós jugadores correr tras una esfera de cuero?

Burgo Partridge: “Las bacanales fueron…”


“Las bacanales fueron, en su origen, un inocente culto báquico. El componente sexual se manifestó siempre e, inevitablemente, como podemos apreciar en incontables ocasiones distintas, acabó por prevalecer sobre todo lo demás. Se trataba de una racionalización y trascendentalización útil de emociones puramente humanas, que cargaba a hombros de la divinidad la responsabilidad de los actos de de las bacantes, realizados tras la suspensión de toda inhibición, lograda precisamente gracias a la utilización de la deidad como chivo expiatorio. En lugar de amigos, los dioses ya eran amos.”

Dietrich Schwanitz: "Te digo, G., lo mismo..."


Te digo, G., lo mismo que ya le he dicho a L.: ¡olvidad vuestro vitalismo irracionalista!
La filosofía de la vida es una patraña, no es más que pura ideología, la polvareda que levanta la decadente burguesía en su última escaramuza.
¿Y cuál ha sido el resultado de toda esa confusión?
El fascismo.

La amistad como una de las Bellas Artes (Catártico + Divagación)

La fuerte pulsión del ser humano por formar parte de un grupo hace que malinterpretemos muchas de nuestras relaciones.
Enseguida hablamos de esta o aquella persona como grandes amigos sin pararnos a pensar en si es realmente intensa la relación que mantenemos con ella. Muchas veces parece que realizamos un concurso con los demás para ver quien tiene más amigos.
Está claro que para muchos decir amigo es sinónimo de pensar que aquella persona está para hacernos favores y que nos debe ayudar en cualquier cosa. Habitualmente "cualquier cosa" se entiende por temas económicos o profesionales.
Da igual que sus principios vayan por otros derroteros o que queramos su ayuda en situaciones carentes de ética (prescindo de la palabra moral por las connotaciones religiosas que ha ido adquiriendo). De ahí que el amiguismo, la fratría y la tribu sean tan comunes y formen verdaderas bolsas (¿mafias?) de poder, bastante corrupto la mayoría de las veces, en cualquier esfera de la vida profesional y social.
Los clanes que imponen sus reglas, que cambian de chaqueta según convengan los tiempos y que hacen que aquellos que no cumplen con sus intereses y normas sean considerados marginales o, más bien, marginados.
¿Quién no conoce casos de personas que esté quien esté en el gobierno local, regional, autonómico, estatal o nacional, siempre están arriba –con el poder- como si fueran gotas de aceite sobre el agua?
¿Cuántos no estuvieron bien situados en un estado dictatorial y lo siguen estando en otro “democrático”?
¿Quiénes no fueron nacionalistas de un país con un régimen y ahora lo son de otro al cambiar las apariencias estéticas del poder?
Sin embargo, no me refiero a esta amistad de conveniencia, quiero hablar de esa otra que se va forjando en la infancia, la adolescencia, la adultez o la senectud, con muy pocas personas.
Esa amistad que se establece en ocasiones con pocas palabras – o no tan pocas-, con silencios, miradas y, sobre todo, muchos hechos. Esas amistades son fuertes, duraderas, pueden pasar los años, crecer la distancia en el espacio y el tiempo entre los encuentros, pero sólo un gesto, una palabra sirven para activarla en cuando es necesaria.
Es una amistad silente, fuerte, incombustible, una amistad que es poco numerosa, unida a fuertes lazos y vivencias, a momentos duros y blandos, tristes y felices. Es una amistad en muchos casos inexplicable, con frecuencia ilógica para los que no la comparten, una relación que muchas veces ni siquiera los que son amigos saben bien en que momento apareció o sobre que estructuras se fundamente. Para mí está muy claro que esa amistad, amistad que considero verdadera, es una de las Bellas Artes.
Esas amistades claras, concisas, férreas y eternas necesitan espacios, museos del alma para protegerlas porque cada vez son más parecidas a esas especies de seres vivos en peligro de extinción. Todo lo que las rodea las arremete con constancia, empezando por los estilos de vida cada vez más egoístas e insolidarios que nos van inyectando con sus diferentes herramientas los profetas de este capitalismo salvaje e inhumano.



15 mayo 2006

El buen humor es una llave maestra (Divagación)

El buen humor es una llave maestra y un don divino.
Cuando parece que todo puede ir peor de lo que te imaginabas, pero tienes la suerte o el don de tener buen humor, encuentras un haz de luz detrás de una pared. Aunque sepas que la cosa está mal, lo ves de otra manera.
Digo que es un don divino porque entre las personas que me rodean hay muchas que en las mismas situaciones responden de formas muy diferentes. Unos con una alegría que te preguntas de dónde la sacan (otras veces los pensamientos pueden ser más duros, depende de cómo seamos nosotros). Otros parecen los más gruñones y amargados del planeta. Casualmente los que son más alegres pueden estar pasándolo tan mal como los cariacontecidos y, en cambio, afrontan los hechos con un poquito de alegría. Me atrevería a decir que los amargados muchas veces no saben el motivo de su estado anímico (que se lo pregunten a alguno de esos jefecillos de tribu, que además hay muchos).
¿Qué filosofía les dirige? Tal vez ninguna. Puede ser que sus genes contienen esa sabiduría vital tan buena para la supervivencia: una sonrisa, no usar palabras cargadas de amargura, amabilidad (que no servilismo) y, ante todo, la idea de que si estamos aquí hay que tirar del carro como se pueda y ¿Para que te vas a estar amargando toda tu vida si no hay remedio?
¿Se nota que estoy contento?

14 mayo 2006

El aroma y el color de la aventura en los tebeos (Recuerdo + Divagación)

La niñez es tierra de sueños, sueños de aventura y esperanza. Por mucho que se empeñen los señores de gris, la mente se vuelve multicolor.
Recuerdos de la infancia entre juegos y temores, sotanas fantasmales, verdes tricornios y grises paños imponiendo la monotonía negra del régimen bajo palio.
Y en esta época, el capitán Trueno y el Jabato nos enseñaban una justicia más igualitaria que la que impartían los señores del bigotillo. Dos héroes que luchaban contra tiranos y reyezuelos, contra la Roma imperial, contra los señores feudales y contra los malvados sacerdotes de las más variadas religiones que sojuzgaban al pueblo crédulo con un avaro afán de lucro.
¡Qué contraste lo que leíamos en los tebeos y lo que vivíamos en la realidad!
En aquellos tan distantes y tan próximos momentos, los que debían ser modelo de virtudes eran crueles con los débiles y serviles con los poderosos. No se encuentran tan lejos, se les puede ver con frecuencia adoptar las mismas actitudes en sus actos públicos ante el gran Hermano de las televisiones. Cuantos “servidor de usted” o “a sus pies señora, un esclavo un servidor”.
¿Suena a película? Sí, fue una película de pocas sonrisas y muchas lágrimas de demasiado largo metraje. Una película que algunos señoritos de currículo franquista quisieran volver a proyectar en sesión continua. Pero para eso estaba la ficción real, la verdadera ficción que nunca supera a la realidad, para cultivar los sueños, para llenarlo de aromas y colores. Nos vendieron la grandiosa idea de los europeos cristianizando el mundo, educando a los aborígenes, cultivando al inculto, enseñando a trabajar a los vagos indígenas. Y nos habían vendido a personajes siniestros, como Leopoldo II de Bélgica, como grandes filántropos, mientras se enriquecían esclavizando a media humanidad.
Por suerte, en la temprana juventud, llegó Corto Maltés a darle un cambio a la mentalidad aventurera, a conocer las diferentes tierras y sus pobladores luchando por la libertad.
Corto le dio la vuelta a la forma de ver las cosas, la gente eran personas, con sentimientos, necesidades, derechos, deberes… seres humanos, sencillamente. Con éste y otros muchos héroes de tinta y papel, surge la pasión por los viajes, conocer nuevas personas, ciudades literarias con aromas cambiantes en sus calles de exóticas, a la vuelta de la esquina.

Por las laberínticas calles de la Red (Catártico)

En las calles cada vez más concurridas de la Red, uno se lleva sorpresas de vez en cuando. Unas son gratas, de otras es mejor no decir nada.
Caminado entre las bitácoras me he encontrado, casi de bruces, con un amigo de la infancia y adolescencia. Se ha rebautizado como "Marziano” y se despacha a gusto con sus temas de siempre en su, inconstante, bitácora (www.lacoctelera.com/jodiodiariomarziano).
Sí, "Marziano" con la “z” puesta bien clara en lugar de la “c”. Imagino que es por voluntad propia porque siempre le tuve como una persona instruida, con bastante buena formación cultural y gran usuario del sentido común. Ya era una persona “renacentista” cuando los primeros pantalones de campana hacían furor al ritmo del rock’n’roll. Motivado por las ideas políticas de progreso, discutidor hasta la extenuación, con un verbo como un puño de hierro en guante de seda; vamos un buen amigo, un poco “broncas”.
Me perdí un rato (agradable) por su bitácora. Supongo que está creando una galería de “marcianos”. Digo supongo porque está en pleno proceso de creación de las “categorías” y, en la última visita, me encontré con tres diferentes galerías.
¡Marziano, aplica un poquito de tu organización habitual que te va a pasar como en el chiste!
A lo que iba, que vi un poco desangeladas las galerías de “marzianos”. Ha puesto a un par de personajes curiosos de la política conservadora y poco más. Supongo que en plan perfeccionista estará intentando conseguir datos fiables (declaraciones de los personajes) para poder etiquetarlos adecuadamente.
Este tema me lo ha contado hace poco tomando unas cervezas. Casualidades de la vida, no le veía desde hacía tiempo y me encuentro con su bitácora y después con él. Era él, con menos pelo y más barriga pero el mismísimo “Marziano”. Me contó una historia que no me la acabo de creer: que había recibido una visita - en su bitácora, se entiende- desde el Ministerio de Justicia.
No, si todavía va a ser cierto que los servicios de ¿inteligencia? se pasean tanto por los blogs como nosotros: pues bienvenidos al club y suerte y que se os pegue algo positivo.

Robert Louis Stevenson: "Todos somos viajeros en el yermo..."


"Todos somos viajeros en este mundo yermo y lo mejor que podemos encontrar en nuestro recorrido es un amigo honesto. "

Cansancio existencial (Catártico + Divagación)

Sé que puedo resultar pesado y repetitivo con mis escritos, pero desde que me dio por escribir en esta bitácora me he dado cuenta de que la mayoría de las bitácoras que visito son bastante personales, casi todas tienen un profundo toque intimista. Muchos de sus autores nos cuentan sus vivencias, pensamientos, sentimientos y, probablemente, al escribir sobre ellos, esta escritura ejerce una especie de terapia que les resulta muy positiva. Y me parece muy bien.
Cualquier amigo, acción, objeto, cosa que nos ayude a ser un poco más felices, me parece perfecto y saludable. La tendencia de muchos escritores de bitácoras es marcarnos el camino con señales. Algunas de estas marcas son para iniciados (y muchas no las entiendo, ni falta que hace, supongo). Otras señales van dirigidas al lector general y el objetivo, la función o el deseo de quien escribe parece altruista, dando mensajes o directrices que pueden servir a otros para que tomen atajos en la vida y no tengan que pasar por hechos desagradables, que tal vez han pasado ellos y que no se los desean a nadie. Es loable esta intención pero pondría un “pero”. Este “pero” es que nadie escarmentamos en cabeza ajena y todos (o casi todos) los humanos necesitamos tropezar varias veces en la misma piedra o errar en lo que es evidente que podemos evitar pero no evitamos.
Además, añadiría que todos nos creemos y, tal vez lo somos, únicos e insustituibles. Cada uno de nosotros aportamos una riqueza adicional a esta gran diversidad que suponemos los más de seis mil millones de personas hacinados en las zonas más propicias del planeta. Sin embargo, con la tendencia marcada a vanagloriar en exceso la juventud, la belleza y, por desgracia, también la insolidaridad, lo que veo más a menudo es que la gente gris, esa que no toma partido ni es responsable de ninguno de sus actos, que evita el sentido común y lo cambia por grandes cantidades de vacuidad cerebral, va tomando poco a poco la dirección del mundo.
Estas personas grises hacen fuerte la máxima de “vales lo que tienes” y en ese tener no cabe otra cosa que las posesiones materiales, el dinero, la riqueza. Todo esto me genera un gran cansancio existencial y tiendo a sentir esa insoportable levedad del ser. Afortunadamente, las lecturas de algunas de vuestras bitácoras me sirven como un buen aporte energético y mi tendencia al optimismo me hace sentir que muchas veces cargo un poco los pensamientos de negatividad.
¿Habrá esperanza y el péndulo no se seguirá desplazando hacia ese lamentable extremo hacia el que parece que nos dirigimos?

Elias Canetti: “Oía de tal manera..."


"Oía de tal manera que sólo percibía algo especial que le transmitían sus sentidos, algo especial-sensorial, podría decirse. Lo que le decían, o bien no era nada para él, como si no lo hubiera oído, como si nadie lo fuera a oír, o bien era algo que siempre había sabido o acababa de saber en ese momento."

Elias Canetti: “Intento recordar sus nombres..."


"Intento recordar sus nombres, pero sólo con unas pocas lo consigo y, sin embargo, hace apenas cincuenta años que eran la vida a mi alrededor."

El precepto de Shammai reeditado (Catártico + Divagación)

Disculpen que vuelva a publicar esta pequeña divagación pero después de ver en la televisión las bufonadas de algunos parlamentarios españoles (concretamente el comportamiento parvulario del Sr. Martínez Pujalte) y la cara del Sr. Zaplana, me he dormido con una sensación desagradable sobre como evoluciona la vida política en España. No me gusta la gente que adopta posturas chulescas y arrogantes, aún menos cuando se arropan en una supuesta potestad que les hace olvidar que son servidores públicos y se creen omnipotentes “diosecillos” de su propio Olimpo pero pagados con nuestros impuestos. Por eso me he permitido esta repetición:

Reconozco mi ignorancia extrema en muchos aspectos de la vida.
Aun así me sorprendo a diario con miles de diferentes notas de melodías distorsionadas que me llegan en forma de mensajes.
Por eso, cuando me dijiste que seguías el precepto de Shammai, se me quedó esa cara de tonto tan habitual en mí.
Esa cara de sorpresa idiota que se me pone cuando algo no me suena de nada y noto como empiezan a revolotear las polillas por debajo de mi calota buscando el improbable archivo donde se guardó esa inquietante información y, evidentemente, no encontrándolo.
- Sí, hombre, el precepto de Shammai (1), “Amad el trabajo, odiad los cargos y no seáis conocidos como amigos del gobierno” y que convertía de hecho a los fariseos en quietistas porque obedecían el proverbio: “cuando resuenan las armas en las calles, retírate a tu habitación” (1).
La verdad es que no salía de mi asombro y no se me ocurrió nada más que decir dos soberanas tonterías:
- Lo de “amad el trabajo” me recuerda una frase que estaba en un cartel sobre la puerta de un campo de concentración nazi y que decía “el trabajo os hará libre”. En cuanto a “no seáis conocidos como amigos del gobierno”, ¿qué significa? ¿Que no seamos amigos del gobierno? O, simplemente, ¿Que no se conozca que somos amigos del gobierno?
Hace tiempo que no le he vuelto a ver y aún me pregunto por qué los dioses no me han preparado adecuadamente para entender los preceptos más sencillos de las doctrinas religiosas.
(1) Robert Graves

La herencia y el destino (Divagación)

Duele aceptarlo pero nacer en una familia te marca bastante, para bien o para mal. No quiero ser pesimista y confío en que el ser humano sea capaz de cambiar algunas de las circunstancias que le rodean aunque nos costará un gran esfuerzo.
Los extremos de nacer en una chabola o en un palacio pueden ser un ejemplo muy manido y prefiero simplemente resaltar lo que dicen algunos autores, como Eduardo Punset de que hacen falta por lo menos tres generaciones para que empiecen a desaparecer los efectos negativos sobre la autoestima que provoca la pobreza.
Las enfermedades, y no me refiero exclusivamente a las infecto-contagiosas, también se ceban más en aquellas personas que viven en la pobreza o provienen de familias más humildes aunque después su situación económica sea mejor e incluso naden en la abundancia.
Siempre tiene ventaja el que parte de un puesto mejor (como en las carreras de fórmula 1) y la herencia es injusta no sólo en cuestiones genéticas.
Ninguno vemos con buenos ojos que se nos toque la herencia material que recibimos de nuestros padres aunque esta sea una miserable caja de metal oxidada.
Nada podemos hacer todavía sobre la herencia genética que recibimos y, tal vez en este caso sea mejor que no se pueda hacer nada porque las filosofías eugenésicas totalitarias (como el nazismo) han sido y son un gran peligro contra la riqueza que supone la diversidad humana. Lo que está claro es que sobre la otra herencia si que se deberían buscar fórmulas que permitan arreglar los grandes desequilibrios que existen.
"Incluso para la persona más egoísta es preferible, por su seguridad individual y la armonía social, que desaparezcan las desigualdades."

Donde gira el viento (Estarcido)

La tranquilidad que ofrece ese rincón alejado, escondido. Ese rincón perdido en la inmensa latitud de la memoria. Rincón donde gira el viento en preciosa, animada e implacable melodía. Rincón donde fluye el agua y regresan silenciosos los recuerdos, silenciosos o silenciados por el ruido del viento.
“…el agua fresca que fluye de la fuente de la memoria… y ellos te darán de beber de aquella fuente divina y luego reinarás junto a los demás héroes” –laminilla de Petelia-
“El anónimo autor de la laminilla presuponía que recordar no es volver a vivir, sino no morir” –Manuel Vázquez Montalbán-

13 mayo 2006

Find the cost of Freedom (Divagación + Estarcido)


Hoy tengo un día un poco nostálgico. En este Norte marino, donde el suave murmullo de las olas se vuelve inesperadamente bramido, la bruma se ha apoderado del espacio y el aire está tan denso que parece cargado de recuerdos.
De recuerdos para todos los gustos. Me veo como un coleccionista de recuerdos, que los envuelve en una cubierta protectora, les quita el polvo y clasifica y reclasifica según el humor de cada instante.
¡Pobres recuerdos!
¡Cómo se dejan manipular, con dulzura, sin levantar ninguna queja, dóciles y amables!
Extraigo un disco (de vinilo) y me encuentro con unos amigos del camino o tal vez del Tao, pero que más da, ¡el espítitu se cuelga de cualquier cosa cuando le hace falta!

Son Crosby, Stills y Nash. No, no se le ve a Neil Young ni se le oye. Esta canción me suena haberla escuchado en una versión más corta. Estoy casi seguro mientras me dejo llevar por unas palabras que apenas entiendo si no leo la letra impresa:

Daylight again, following me to bed
I think about a hundred years ago, how my fathers bled
I think I see a valley, covered with bones in blue
All the brave soldiers that cannot get older been askin' after you
Hear the past a callin', from Ar- -megeddon's side
When everyone's talkin' and noone is listenin', how can we decide?
(Do we) find the cost of freedom, buried in the ground
Mother Earth will swallow you, lay your body down
Find the cost of freedom, buried in the ground
Mother Earth will swallow you, lay your body down
(Find the cost of freedom buried in the ground)

Sobre el Olvido o los Olvidos (Divagación)

La palabra olvido tiene tintes de todos los colores, significados de lo más variados.
Muchos cuando oyen hablar del olvido, en la única cosa en la que piensan es que alguien, tal vez ellos mismos, no se ha acordado de hacer algo, probablemente importante. Una connotación negativa del olvido.
Otros entienden por olvido cualquier actitud desdeñosa de una persona hacia otra. El amante olvidado, la amada que nos olvidó. Son sencillamente pensamientos negativos por hechos tristes o dolorosos en nuestra vida. Podríamos decir que todo esto es olvido u olvidos. Pero no es a estos olvidos a los que me refiero hoy. Esos son olvidos de andar por casa. Me refiero a ese olvido que es parte intrínseca de nosotros, de nuestras vidas.
¿Qué haríamos sin ese OLVIDO con letras mayúsculas?
La respuesta que me llega a las teclas es sencillamente que viviríamos desesperados.
Si recordáramos todas y cada una de las cosas que nos han sucedido durante nuestra existencia, sería imposible vivir. Pensemos por un momento en los recuerdos menos agradables: remordimientos, dolor de diferentes matices (desde una herida hasta una pena, desde una enfermedad hasta un desamor), agravios, odios, resquemores, etcétera. Imaginemos que tuviéramos que acordarnos de absolutamente todo esto.
¿Qué nos quedaría?
Un peso insoportable que nos haría sufrir continuamente por lo pasado.
Veo claro que el olvido es uno de los grandes dones que hemos recibido en nuestra evolución como especie. Para los que crean en algunos de los múltiples dioses que hemos creado en nuestra historia humana, está claro que alguno de ellos tuvo entonces la piedad de dotarnos de una gran herramienta para curarnos el alma.
¡Parece mentira, pero sin olvido, la mente estaría tan saturada que no seríamos capaces de disfrutar de los pocos momentos felices que nos depara la existencia!
A la mayoría de ustedes se les habrán olvidado, por suerte, muchos de aquellos días grises de lluvia y de sequía pertinaces, en que unos señores, pongamos como ejemplo a Franco, Videla, Somoza, Pinochet, Nixon y … (añadan el nombre que gusten), campeaban a sus anchas por sus hemisféricos países haciendo de esa justicia ¿justiciera? de la que habla Pepetxu (http://www.espacioblog.com/pepetxu).
¿Se acuerdan de algo?
¿Cómo lo recuerdan?
Tal vez con la tranquilidad relativa que da la distancia temporal y geográfica. Casi lo han olvidado todo o lo relativizan tanto que tintan de algún color ese gris marengo rancio de la vida social y pública de entonces. Como apostilla en su comentario Pepetxu “ si la vida que se ha tenido hasta ahora, no es un camino de rosas”, el olvido tiene una gran bondad terapéutica.
Y desde luego la vida no fue un camino de rosas para muchos cuando los mandamases de uniforme, sable y tamboril estaban en los retratos, la televisión y la radio, cuando sus palabras eran órdenes y el servilismo era moneda común en nuestras vidas. Alguno me dirá que no todos fueron serviles y le daré la razón: muchos no lo fueron o intentaron no serlo. Aunque la vida es única y muy valiosa y no todos han nacido para ser héroes.
Estos señores dictadores de operetas tan catastróficas para sus respectivo pueblos (y para los ajenos), en sus propias palabras pero escritas con la sangre ajena (de miles de personas), eran los buenos, los defensores de los valores de Occidente y de la verdadera Fe cristiana. No tenían ningún temblor en la mano para firmar penas de muerte, ni un instante de duda para negar un indulto para tantos condenados ("mala gente") que en la mayoría de los casos tenían como único delito (pero grave, eso sí), discrepar del mandato divino de los padres de la Patria o sus fieles representantes.
Eran tiempos de propaganda masiva liminal y subliminal, tiempos de pecadores y condenas, de severas miradas sobre la libertad individual en todos los aspectos: políticos, morales, religiosos (si te desviabas de la doctrina oficial), sexuales (no sólo por el machismo chusquero imperante si no por la represión de todo lo que supusiera comunicarse, entenderse, confraternizar mediante algo tan sano como el sexo), educativas (la educación estaba casi militarizada y la jerarquía era clara –en muchos casos aún perdura-).
Eran tiempos que ahora en España y sus múltiples repúblicas quieren reeditar políticos de poca monta, mala baba y peor carácter que guardan entre sus recuerdos camisas azules, correajes y pistolas de su época gloriosa (o la de sus padres porque esta mala sangre parece que se transmite con los genes).
¿Seguirán siendo los buenos?
Así lo parece y nos lo hacen ver al populacho que lo formamos gente sin formación ni ley. Ellos nunca yerran, nunca se equivocan o confunden, nunca son responsables. Por eso, cuando "3" (http://www.lacoctelera.com/3) en su comentario, me expresa su creencia en “que el olvido está directamente relacionado con la capacidad del ser humano. Si tuviéramos una gran capacidad de recuerdo, podríamos tener una visión más global y tomar muchos hechos como poco importantes, ya que hemos vivido situaciones iguales y hemos salido de ellas”, no puedo decir otra cosa que también estoy de acuerdo. Sin embargo, no quiero seguir por una senda tan política ya que con el tiempo hasta los ímpetus ideológicos se refrenan y uno se transforma, o lo transforman los años, en más tolerante con las ideas ajenas (que no con los actos). Por todo esto creo que es un don poder olvidar la mayor parte de aquellas cosas que nos supusieron dolor.
Entiéndanme, no olvidar los hechos ni las personas que los provocaron, pero sí olvidar toda la carga negativa y el sufrimiento que conllevaron.
Recuerden un poco y los que vivieron aquellas épocas (o por desgracia las siguen viviendo en su país en el momento presente), seguro que recuerdan vagamente muchas situaciones que les provocaron un gran daño, un inmenso dolor, la rotura del espíritu o de la autoestima. Sin embargo, muchas de ellas quedan como una ligera raya de lapicero sobre una hoja de un libro. Uno sabe que está ahí, sabe porque se produjo, la recuerda y no olvida, pero el conocimiento permanece vivo.
Por eso, cuando You-Abyss (http://www.espacioblog.com/YOU-ABYSS), “un mecanismo de defensa… que va ligado a la negación, que también es un mecanismo de defensa…”. Nos negamos a recordar el dolor, pero no la vivencia.
Mirando a nuestro alrededor, a nuestra vida cotidiana, podemos observar casos que cuando alcanzas una edad, llamémosla madura, parecen nimiedades (el sufrimiento de un niño cuando se le ha roto un juguete muy querido), o no tanto (el desgarro de un amor apasionado en la adolescencia –que para muchos es una época vital que parece detenida en su vivir- que se acaba o no fructifica y que pocos años después, esa misma persona tiene que hacer un esfuerzo enorme para recordar el nombre de la persona amada) o hechos vitales e imposibles de evitar (una operación quirúrgica, un cáncer, …).
En todos estos casos el olvido ejerce su función terapéutica reduciendo nuestro dolor, subiendo la altura del muro para que aquellas sensaciones que provocan daño y angustia, no desborden nuestra existencia y podamos seguir tirando cada uno de nuestro carro o de nuestro saco cada vez más cargado de sombra y, por suerte, luz.

Presentación

El nombre de Rincón del Viento me recuerda vivencias, amigos, personas, canciones, poesías, sensaciones tal vez un poco nostálgicas pero con una gran carga emotiva en mi ánimo y mi vida. En este rincón procuraré escribir con la frecuencia que me sea posible. También recuperaré escritos de otros blogs que flotan en esta etérea Red. Puedo deciros sin ningún rubor al decirlo:

Que en la duda encuentro el placer del pensamiento.
Respiro profundamente para sentir cada aroma.
Cada color que retienen mis pupilas lleva tu mirada.
Y en cada gesto, en cada palabra, recuerdo su epitafio

"Todas hieren, la última mata"