13 marzo 2007

Hace mucho tiempo que me volví transparente

Hace mucho tiempo que me volví transparente. Casi, casi invisible. O sin el casi.
Cuando uno se va acercando a los cincuenta ve las cosas de otra manera. Ni mejor, ni peor, pero de otra manera.
Te vas acostumbrando al efecto que no produces en la gente.
Te vas adaptando e incluso acomodando poco a poco a esa insoportable levedad del ser (que me perdone Milan Kundera), a esa sensación de que muchas personas tienen la extraordinaria facultad, el maravilloso don, de mirar a través de ti.
Digo a través porque no ven o no sienten tu presencia. Ni falta que hace, probablemente.
Eres alma y el alma es invisible, al fin y al cabo.
Quizás no sea importante porque poco a poco vas asimilando que el pequeño número de personas (cada vez más pequeño por selección natural) que te aprecia es el único grupo humano que consigue vislumbrarte un poco.
Y aunque sea poco, se agradece.

No hay comentarios: