Ensalzamos a los criminales a los altares de la fama, les convertimos en héroes y nos sirven de ejemplo para las futuras generaciones.
Uno se enfrenta a la gran galería de los héroes, mira sus caras, reales o imaginadas por sus seguidores, contempla sus manos y ¡qué pocos no las tienen manchadas con la sangre de sus víctimas!
Los que murieron para concederles la fama, murieron de doble forma, asesinados y condenados al ostracismo del olvido.
30 junio 2006
Aquí estoy porque he venido (Divagación)
¡Pues eso, que estoy de vuelta!
He estado unos días por París. Trabajando. Tanto rollo con lo de los viajeros del otro día y mira, a trabajar. ¡Vaya forma de viajar!
No me voy a quejar porque no tengo motivos. He estado con compañeros de trabajo y también con buenos y viejos amigos. A algunos no les había visto desde hace años y, lo que siempre digo, a la verdadera amistad no consigue hacerle daño la distancia, ni el tiempo, ni la madre de todas las madres de los franceses.
Porque París como ciudad es maravillosa (maravillosa y maravillosamente cara). No me voy a poner en plan guía turístico porque no quiero hacer intrusismo profesional. Además no tengo ni la formación ni la capacidad y me quito, y me quitaré siempre, la boina (o txapela, en versión original de la España profunda) ante la profesionalidad de un buen guía: el arte que despliegan en soportar a tanto burro cargado de letras y euros que perdieron la poca inteligencia emocional en algún rincón de su infancia merece un gran monumento.
No sé por donde iba, pero os aseguro que me toco sufrir el partido de la selección española en plenos Campos Elíseos.
Uno nunca acaba de aprender.
Me he pasado media vida oyendo hablar de la “grandeur française” (¿se escribirá así?, se admiten correcciones, gracias) y allí la contemplé al completo. Supongo que no me equivocaría si dijera lo mismo de haber estado en Canaletas cuando el “Barça” realizó su última “hazaña” de ganar la “Champions” o si caes en medio de la jauría blanca en la Cibeles en alguna de las ocasiones en que han ganado los del “Madrí”.
Y es que parece que los de siempre son muy hábiles en manipularnos a las masas porque ¿Quién no ha caído alguna vez en ese sentimiento que se tiene en medio de una masa humana?
Y me pongo el primero, porque creo que la mayoría somos susceptibles a la política del “pan y circo”.
Bueno, de nuevo, no sé por donde iba.
Lo único que pretendía era saludaros y deciros que ya estoy por aquí, leyendo con avidez los posts que habéis escrito estos días. Y si no molesta poneros algún comentario pequeñito.
He estado unos días por París. Trabajando. Tanto rollo con lo de los viajeros del otro día y mira, a trabajar. ¡Vaya forma de viajar!
No me voy a quejar porque no tengo motivos. He estado con compañeros de trabajo y también con buenos y viejos amigos. A algunos no les había visto desde hace años y, lo que siempre digo, a la verdadera amistad no consigue hacerle daño la distancia, ni el tiempo, ni la madre de todas las madres de los franceses.
Porque París como ciudad es maravillosa (maravillosa y maravillosamente cara). No me voy a poner en plan guía turístico porque no quiero hacer intrusismo profesional. Además no tengo ni la formación ni la capacidad y me quito, y me quitaré siempre, la boina (o txapela, en versión original de la España profunda) ante la profesionalidad de un buen guía: el arte que despliegan en soportar a tanto burro cargado de letras y euros que perdieron la poca inteligencia emocional en algún rincón de su infancia merece un gran monumento.
No sé por donde iba, pero os aseguro que me toco sufrir el partido de la selección española en plenos Campos Elíseos.
Uno nunca acaba de aprender.
Me he pasado media vida oyendo hablar de la “grandeur française” (¿se escribirá así?, se admiten correcciones, gracias) y allí la contemplé al completo. Supongo que no me equivocaría si dijera lo mismo de haber estado en Canaletas cuando el “Barça” realizó su última “hazaña” de ganar la “Champions” o si caes en medio de la jauría blanca en la Cibeles en alguna de las ocasiones en que han ganado los del “Madrí”.
Y es que parece que los de siempre son muy hábiles en manipularnos a las masas porque ¿Quién no ha caído alguna vez en ese sentimiento que se tiene en medio de una masa humana?
Y me pongo el primero, porque creo que la mayoría somos susceptibles a la política del “pan y circo”.
Bueno, de nuevo, no sé por donde iba.
Lo único que pretendía era saludaros y deciros que ya estoy por aquí, leyendo con avidez los posts que habéis escrito estos días. Y si no molesta poneros algún comentario pequeñito.
24 junio 2006
Los viajes y los viajeros (Guirigay + Divagación)
Los viajes, siempre los viajes. Hay temas que se vuelven monotemas y éste, el de los viajes, es uno que se vuelve un poco repetitivo en este blog. Viajes, siempre viajes. Viajes reales, viajes imaginarios, siempre en movimiento, del cuerpo, de la mente, del alma, de la psique.
¿Dónde está la diferencia?
Tengo que decir en su defensa (en la del blog) no en la mía, que es bastante lógico que hable de viajes porque me gusta muchísimo viajar. Hay ocasiones en que la necesidad del viaje es un impulso interno. Algo te dirige, sientes la pulsión y no te queda más remedio que seguirla. Uno acaba por sentirse como un cazador del Paleolítico que debe seguir las migraciones de sus presas más codiciadas. Tiene que ponerse en marcha y no hay forma de impedirlo. Es así, algo te llama desde el interior o el exterior, tal vez la luna, el sol, los demás astros; tal vez un reloj interno con despertador que suena cuando es el momento ingrávido de comenzar la marcha.
Los viajes están siempre rondando las mentes de muchas personas. A mi me ha tocado ser una de éstas. Ahí está el siguiente viaje agazapado, esperando un descuido tuyo para clavarte sus dientes, parasitarte sin darte la opción y debes obedecer a esta pulsión si quieres seguir sintiéndote vivo.
Seguramente que, ahora que se habla tanto de la Genética, hay unos cuantos genes que uno recibe en herencia y llevan toda la información necesaria para que el cuerpo (y el alma) esté continuamente preparándose para la marcha, para el movimiento, sin que sea posible evadirse de esta sensación, muchas veces incómoda y agobiante. Incomoda tanto para ti como para las personas que te rodean que muchas veces no comprenden bien esta pulsión y creen que continuamente estás huyendo de algo. Aunque tal vez tengan razón, quien sabe.
Volviendo al punto donde estaba, diré que una persona puede tener esa dotación genética viajera y que ésta no se manifieste. Muchos de los genes que tenemos no se expresan y en los casos en que se expresan, imagino que en algunas personas se expresan en mayor medida que en otras.
¿Por qué digo esto?
Sencillamente porque creo que es muy difícil que una persona que tiene esa “marca” viajera estampada en su piel que casi, casi ha adoptado la forma de mochila, bolsa o maleta de viaje, se entere de que lleva la marca. Los impulsos le van y vienen y el racionalismo que puede ser capaz de emplear en otras cosas, aquí se difumina y desaparece. El sentido común se distorsiona y nos hace ver con sentido situaciones, hechos o cosas que otros ven como completos desatinos. Cree, como me pasa a mí, que realmente viaja poco y cuando le comentan que todo el día se pasa de aquí para a allá, pone cara de asombro, como de que la cosa no va con él. Y se lo aseguro, a mí me pasa algo parecido: siempre pienso que hace tanto tiempo que viajé por última vez, pero mis personas queridas me miran como diciendo que nunca acabo de bajar de las nubes, como me están mirando ahora cuando les digo de nuevo que mañana parto hacia un nuevo viaje. El viajero solitario, el viajero tribal, el viajero, sencillamente.
¿Me comprenden?
Pues menos mal, porque me empezaba a sentir un poco raro.
21 junio 2006
De la Suerte y los “suertudos” que están rodeados de mujeres sensibles (divagación)
Hay pocas cosas (si es que hay alguna) que me parecen más valiosas que la amistad y el amor que recibo de las personas con las que comparto la vida. La vida familiar, la relacional y, casi podría decir, la profesional, me gratifican con un importante aporte de energía positiva.
Me quedo pensando muchas veces (casi podría decir soñando despierto) en qué es realmente lo que veo, oigo, huelo y siento, también podría decir que casi lo mismo que muchas de las personas que viven y trabajan en los mismos lugares por los que transcurro.
Y no es una sociedad idílica, más bien está impregnada por altas dosis de soberbia, violencia y cobardía, como otras muchas, demasiadas, sociedades en este mundo. Sin embargo, la diferencia está en ese pequeño micro-mundo personal del que formo parte.
La divergencia, la preciosa diferencia, está en que hay una enorme proporción de sensibilidad femenina en el entorno, y ese matiz cambia completamente todo. Lo llena de luz, de sol, de lágrimas, de ternura, de claroscuros, de un degradado de colores. Se nota que las corrientes neuronales llevan otra dinámica, las terminaciones sensitivas y sensoriales abundan, la dulzura ayuda a superar o sobrellevar la mayoría de las desgracias y algunas de las tragedias que van jalonando los días, que se llenan de palabras de ánimo y de lucha. Además las alegrías son reales, con abundancia de sonrisas y lágrimas, con abrazos y caricias, de ojos brillantes.
Cuando se sale de una educación totalmente machista, basada en una dictadura de los valores más rancios del conservadurismo social, militar y religioso, siempre se hace con torpeza y cuesta tiempo, muchos años, salir de ese caparazón defensivo del que nos rodeamos para intentar no ver el absurdo. Por eso, me alegra por mí y me da mucha pena por muchos de esos varones que no saben por donde les da el aire y siguen repitiendo hasta la saciedad comportamientos y modelos totalmente sexistas, de desprecio por aquellos seres humanos que les podrían convertir en personas reales y no en meros arquetipos vacuos.
De ahí la suerte, lo “suertudos” que somos los hombres que tenemos la dicha de estar rodeados de mujeres sensibles porque ellas nos hacen ver el mundo real en el que las jerarquías establecidas muestran su fatuidad y su falta de base intelectual y biológica.
Me quedo pensando muchas veces (casi podría decir soñando despierto) en qué es realmente lo que veo, oigo, huelo y siento, también podría decir que casi lo mismo que muchas de las personas que viven y trabajan en los mismos lugares por los que transcurro.
Y no es una sociedad idílica, más bien está impregnada por altas dosis de soberbia, violencia y cobardía, como otras muchas, demasiadas, sociedades en este mundo. Sin embargo, la diferencia está en ese pequeño micro-mundo personal del que formo parte.
La divergencia, la preciosa diferencia, está en que hay una enorme proporción de sensibilidad femenina en el entorno, y ese matiz cambia completamente todo. Lo llena de luz, de sol, de lágrimas, de ternura, de claroscuros, de un degradado de colores. Se nota que las corrientes neuronales llevan otra dinámica, las terminaciones sensitivas y sensoriales abundan, la dulzura ayuda a superar o sobrellevar la mayoría de las desgracias y algunas de las tragedias que van jalonando los días, que se llenan de palabras de ánimo y de lucha. Además las alegrías son reales, con abundancia de sonrisas y lágrimas, con abrazos y caricias, de ojos brillantes.
Cuando se sale de una educación totalmente machista, basada en una dictadura de los valores más rancios del conservadurismo social, militar y religioso, siempre se hace con torpeza y cuesta tiempo, muchos años, salir de ese caparazón defensivo del que nos rodeamos para intentar no ver el absurdo. Por eso, me alegra por mí y me da mucha pena por muchos de esos varones que no saben por donde les da el aire y siguen repitiendo hasta la saciedad comportamientos y modelos totalmente sexistas, de desprecio por aquellos seres humanos que les podrían convertir en personas reales y no en meros arquetipos vacuos.
De ahí la suerte, lo “suertudos” que somos los hombres que tenemos la dicha de estar rodeados de mujeres sensibles porque ellas nos hacen ver el mundo real en el que las jerarquías establecidas muestran su fatuidad y su falta de base intelectual y biológica.
19 junio 2006
De los ángeles, el ser humano y la suavidad de la madre Tierra (Divagación + Guirigay)
Dulces amigas (y amigos) de la red que nos envuelve en su tela de araña,
Lo importante no es si existen o dejan de existir los ángeles.
Lo verdaderamente valioso son todas aquellas buenas vibraciones que nos puedan provocar los pensamientos que nos evocan estos seres de luz. Las pulsiones por volar hacia ese mundo mágico donde las cosas cotidianas se difuminan y nos abren otros horizontes novedosos y nos permiten tener la esperanza de que esta travesía del desierto diario nos conducirá hasta el idílico oasis donde se saciará nuestra infinita sed de conocimiento.
Me considero una persona plenamente anclada en la materia, enraizada en la tierra y el agua. Pero es este materialismo idealista el que también me conduce a gozar con la ilusión, con todas las ilusiones que ha fabricado la mente humana a través de los siglos, de las milenarias culturas, de las filosofías que teniendo como centro al hombre, o a dios, o a los múltiples dioses, han aportado un pequeño grano de esperanza, un ínfimo átomo energía o de fuerza, para soportar la carga que cada uno debemos transportar sobre nuestras sudadas espaldas.
Porque se creen aquellos que tienen fe ciega en esta o aquella religión (y les tengo el mayor de los respetos que se puede tener a cualquier persona) que no se pueden tener otros motores que nos impelan hacia el futuro. La creencia en el ser humano también es una potente fuente de energía. La capacidad de avanzar, de creer en que todos podamos vivir de una manera más digna, más fraternal, más libre, es una fuerza tan intensa como muchas de las “fes” religiosas.
Por eso me gusta esa sabrosa contradicción de ser materialista en esencia y puro idealismo y fantasía, en conciencia.
A mi me gusta pensar en ángeles, arcángeles, querubines, serafines, hadas, elfos, meigas, bruxas, lamiak, sorginak, sombras, luces, … y sé que mientras existan en el pensamiento, aunque sea en el mío en lo que le reste aún de existencia, será la confirmación de que se mantienen vivos en el legado humano, en la vida real de las ideas y los sueños.
“El sueño de la razón produce monstruos”, decía Goya, pero también produce maravillosas esencias.
Lo importante no es si existen o dejan de existir los ángeles.
Lo verdaderamente valioso son todas aquellas buenas vibraciones que nos puedan provocar los pensamientos que nos evocan estos seres de luz. Las pulsiones por volar hacia ese mundo mágico donde las cosas cotidianas se difuminan y nos abren otros horizontes novedosos y nos permiten tener la esperanza de que esta travesía del desierto diario nos conducirá hasta el idílico oasis donde se saciará nuestra infinita sed de conocimiento.
Me considero una persona plenamente anclada en la materia, enraizada en la tierra y el agua. Pero es este materialismo idealista el que también me conduce a gozar con la ilusión, con todas las ilusiones que ha fabricado la mente humana a través de los siglos, de las milenarias culturas, de las filosofías que teniendo como centro al hombre, o a dios, o a los múltiples dioses, han aportado un pequeño grano de esperanza, un ínfimo átomo energía o de fuerza, para soportar la carga que cada uno debemos transportar sobre nuestras sudadas espaldas.
Porque se creen aquellos que tienen fe ciega en esta o aquella religión (y les tengo el mayor de los respetos que se puede tener a cualquier persona) que no se pueden tener otros motores que nos impelan hacia el futuro. La creencia en el ser humano también es una potente fuente de energía. La capacidad de avanzar, de creer en que todos podamos vivir de una manera más digna, más fraternal, más libre, es una fuerza tan intensa como muchas de las “fes” religiosas.
Por eso me gusta esa sabrosa contradicción de ser materialista en esencia y puro idealismo y fantasía, en conciencia.
A mi me gusta pensar en ángeles, arcángeles, querubines, serafines, hadas, elfos, meigas, bruxas, lamiak, sorginak, sombras, luces, … y sé que mientras existan en el pensamiento, aunque sea en el mío en lo que le reste aún de existencia, será la confirmación de que se mantienen vivos en el legado humano, en la vida real de las ideas y los sueños.
“El sueño de la razón produce monstruos”, decía Goya, pero también produce maravillosas esencias.
A propósito del post de Marta (Catártico)
Me ha encantado el post de hoy de Marta (“Se acabó la Feria”). Os lo recomiendo. Le he dejado un comentario que me ha surgido al leerlo. Viene a continuación.
¿Y qué hay del olor, casi sabor, a libro recién comprado?
Recién impreso, esperando tu atenta visita.
Esas tintas que parecen provocar (tal vez lo provoquen de verdad, cualquiera sabe) una especie de viaje psicodélico a través de los párrafos, las líneas, las palabras...
¡Qué bonitas son las palabras, escritas, susurradas, declamadas...!
Con los autores me pasa un poco lo contrario.
De adolescente idolatraba a varios, ahora después de tener una pequeña idea de cómo son algunos de ellos, prefiero quedarme con la genialidad de su escritura y olvidarme un poco del ser humano que escribe.
¡Al menos me quedan los escritores de hacen más de un siglo!
¡Siempre me ayuda el beneficio de la duda de si eran o no cómo les biografían!
¿Y qué hay del olor, casi sabor, a libro recién comprado?
Recién impreso, esperando tu atenta visita.
Esas tintas que parecen provocar (tal vez lo provoquen de verdad, cualquiera sabe) una especie de viaje psicodélico a través de los párrafos, las líneas, las palabras...
¡Qué bonitas son las palabras, escritas, susurradas, declamadas...!
Con los autores me pasa un poco lo contrario.
De adolescente idolatraba a varios, ahora después de tener una pequeña idea de cómo son algunos de ellos, prefiero quedarme con la genialidad de su escritura y olvidarme un poco del ser humano que escribe.
¡Al menos me quedan los escritores de hacen más de un siglo!
¡Siempre me ayuda el beneficio de la duda de si eran o no cómo les biografían!
17 junio 2006
El sexo de los ángeles (Microcuento)
La vida nos da trabajos de todos los colores y de muchos sabores.
Recuerdo uno que realicé de estudiante. Consistía en mantener cuidados a los ratones de un laboratorio. Sí, a esos ratoncitos blancos que parecen tan amables y bonitos para los niños. Había que limpiar bien las jaulas, tenerles con abundante comida y bebida (ad libitum).
Los ratones no son homogéneos, los hay hembras y los hay machos.
¿Curioso verdad?
Y cuando en la misma jaula conviven ambos sexos, la naturaleza se llena de embarazos. Con el nacimiento de los nuevos ratoncillos es indispensable hacer una buena selección según el sexo. Separarlos como buen cura censor franquista.
Las ratoncillas lactantes a una jaula. Los ratoncillos a otra.
La labor no es nada sencilla. Los genitales no están bien diferenciados a estas tempranas edades y a la caótica naturaleza, ayudada por el inexperto “sexador” aficionado, le gustaba jugar regalándonos bonitos embarazos en la jaula sólo para hembras.
Comprendí que hay cosas tan difíciles en la tierra, o casi, como saber cual es el sexo de los ángeles.
Recuerdo uno que realicé de estudiante. Consistía en mantener cuidados a los ratones de un laboratorio. Sí, a esos ratoncitos blancos que parecen tan amables y bonitos para los niños. Había que limpiar bien las jaulas, tenerles con abundante comida y bebida (ad libitum).
Los ratones no son homogéneos, los hay hembras y los hay machos.
¿Curioso verdad?
Y cuando en la misma jaula conviven ambos sexos, la naturaleza se llena de embarazos. Con el nacimiento de los nuevos ratoncillos es indispensable hacer una buena selección según el sexo. Separarlos como buen cura censor franquista.
Las ratoncillas lactantes a una jaula. Los ratoncillos a otra.
La labor no es nada sencilla. Los genitales no están bien diferenciados a estas tempranas edades y a la caótica naturaleza, ayudada por el inexperto “sexador” aficionado, le gustaba jugar regalándonos bonitos embarazos en la jaula sólo para hembras.
Comprendí que hay cosas tan difíciles en la tierra, o casi, como saber cual es el sexo de los ángeles.
La docena del fraile (Picocuento)
De la calidez de la primavera en el cuerpo (Nanocuento)
La rugosa textura de tu superficie acaricia mi vientre. Siento cada poro, cada grano, cada irregularidad que te hace distinta.
La calidez de la mañana se refleja en ti, inmóvil, acariciada por la brisa y los rayos de ese distante y distinto sol.
Me siento bien, con extraña alegría, extendido todo mi cuerpo sobre el tuyo, notando, calculando, alternado la temperatura interior en armónica relación con el aire y contigo, mientras observo con ansia golosa su vuelo cada vez más cercano.
No hubo suerte. Se ha ido.
Esta vez no hubo éxito.
Sin desconsuelo, con la paciencia adquirida con la primavera, salto ligero en la verdosa turbidez del agua, mientras siento la fuerza de mis músculos avanzando en su seno.
La calidez de la mañana se refleja en ti, inmóvil, acariciada por la brisa y los rayos de ese distante y distinto sol.
Me siento bien, con extraña alegría, extendido todo mi cuerpo sobre el tuyo, notando, calculando, alternado la temperatura interior en armónica relación con el aire y contigo, mientras observo con ansia golosa su vuelo cada vez más cercano.
No hubo suerte. Se ha ido.
Esta vez no hubo éxito.
Sin desconsuelo, con la paciencia adquirida con la primavera, salto ligero en la verdosa turbidez del agua, mientras siento la fuerza de mis músculos avanzando en su seno.
15 junio 2006
Los renglones torcidos (Recuerdo)
A una tierna edad estuve dos años en la clase denominada de párvulos (“parvulitos” en aquel momento). El primer año lo pasé aprendiendo (¿?) en un colegio de monjas, eso sí, los niños en un aula y las niñas en otra.
Aprendí que Dios (el suyo al menos) escribe recto con renglones torcidos.
Aprendí también, a base de reglazos en las yemas de los dedos y capones suculentos, que este don sólo lo tiene Dios y a Él sólo se le está permitido escribir torcido.
Mis renglones torcidos, con palabras llenas de faltas de ortografía, no eran una escritura recta.
También durante este año se reafirmó algo en mí que ya sabía: que yo no era Dios ni ningún pariente cercano de Él.
Además comprendí que, si por ellas (las monjas) fuera, al hijo de Dios (Jesucristo) le mantendrían crucificado para que no escribiera tan mal como lo hacía yo.
Bruma y calor (divagación)
Lleva la mañana sus minutos de luz intentando atravesar la tenue bruma.
Se adivinan a lo lejos la torre de la iglesia parroquial y las evanescentes siluetas de los árboles del parque cercano.
Las campanadas de la siete sonaron rotundas hace bien poco acompañadas del temblor de un motor que peleaba con una cuesta pronunciada.
¿Serán hechos premonitorios de un nuevo día de calor?
Seguro que no, que son meras conexiones que mi mente quiere realizar porque se le antoja.
Se adivinan a lo lejos la torre de la iglesia parroquial y las evanescentes siluetas de los árboles del parque cercano.
Las campanadas de la siete sonaron rotundas hace bien poco acompañadas del temblor de un motor que peleaba con una cuesta pronunciada.
¿Serán hechos premonitorios de un nuevo día de calor?
Seguro que no, que son meras conexiones que mi mente quiere realizar porque se le antoja.
14 junio 2006
El perro de su amo (Divagación)
¡Qué fácilmente olvidamos el dolor recibido cuando cambian las tornas!
Ayer nos pisaban, nos relegaban, nos insultaban.
Hoy hemos subido un peldaño en esa artificial escala social, estamos más cerca del poder o nos hemos integrado en él.
Ahora somos el perro que lame la suela del zapato de su amo y muerde la débil carne de los que están por debajo de nosotros.
¿Algún día se convertirán en perros, los hoy mordidos por nosotros, y morderán a los que fueron antes sus iguales?
Ayer nos pisaban, nos relegaban, nos insultaban.
Hoy hemos subido un peldaño en esa artificial escala social, estamos más cerca del poder o nos hemos integrado en él.
Ahora somos el perro que lame la suela del zapato de su amo y muerde la débil carne de los que están por debajo de nosotros.
¿Algún día se convertirán en perros, los hoy mordidos por nosotros, y morderán a los que fueron antes sus iguales?
Mi nombre en el viento (Catártico + Guirigay)
La vuelta del camino te depara sorpresas.
Hace ya bastantes días escribí sobre un blog (Jodío diario Marziano) de un conocido, un amigo, que hacía tiempo que no veía.
Casualmente, me encontré con él poco después y me he vuelto a topar con su curiosa e indagadora narizota hace bien poco.
Me sorprendió uno de sus comentarios. Me vino a decir que había comenzado escribiendo su blog por dos razones concretas que me parecieron contrapuestas, por no decir, contradictorias.
Una de las razones era la de poder escribir en el más absoluto anonimato.
La otra que escribir le servía de terapia, como esos posts a los que bautizo con la etiqueta de catárticos en mi blog, que son purificadores de partes oscuras de mi alma.
La conversación se estaba tornando interesante, mezclando filosofía de barra con conceptos de terapia psicológica y matices sexológicos. Me empezó a contar sobre sus últimos amores y desamores, desbarrando ligeramente sobre el fútbol y los líos laborales.
Repentinamente, cambió el hilo de la conversación y, sin esperármelo, me espetó que gracias a uno des mis posts se había acabado su anonimato y que había decidido no seguir escribiendo o por lo menos, no hacerlo durante una larga temporada.
Era evidente que me tocaba cargar la cruz de su desaparición de la red, de la línea de luz y de sombra, del fantástico rayo verde cibernético.
He pensado bastante sobre el tema. Unos días me embargaba la idea de dejar de escribir por sentirme un poco culpable. Otros no comprendía muy bien por qué tenía que ser mía la culpa. De hecho, no mencioné para nada su nombre, ni tampoco di demasiadas pistas sobre su físico, su psique, su mente, lugar de vivienda o trabajo.
Definitivamente, tan eterna como dura un día de fiesta, creo que he tomado la decisión correcta: no hacer nada de nada. Bueno, algo sí, decir mi nombre. Mi nombre está en el viento. Si te acercas un poquito, te lo digo al oído, muy bajito, para que no lo oiga nadie más.
Me llamo Guillermo.
Hace ya bastantes días escribí sobre un blog (Jodío diario Marziano) de un conocido, un amigo, que hacía tiempo que no veía.
Casualmente, me encontré con él poco después y me he vuelto a topar con su curiosa e indagadora narizota hace bien poco.
Me sorprendió uno de sus comentarios. Me vino a decir que había comenzado escribiendo su blog por dos razones concretas que me parecieron contrapuestas, por no decir, contradictorias.
Una de las razones era la de poder escribir en el más absoluto anonimato.
La otra que escribir le servía de terapia, como esos posts a los que bautizo con la etiqueta de catárticos en mi blog, que son purificadores de partes oscuras de mi alma.
La conversación se estaba tornando interesante, mezclando filosofía de barra con conceptos de terapia psicológica y matices sexológicos. Me empezó a contar sobre sus últimos amores y desamores, desbarrando ligeramente sobre el fútbol y los líos laborales.
Repentinamente, cambió el hilo de la conversación y, sin esperármelo, me espetó que gracias a uno des mis posts se había acabado su anonimato y que había decidido no seguir escribiendo o por lo menos, no hacerlo durante una larga temporada.
Era evidente que me tocaba cargar la cruz de su desaparición de la red, de la línea de luz y de sombra, del fantástico rayo verde cibernético.
He pensado bastante sobre el tema. Unos días me embargaba la idea de dejar de escribir por sentirme un poco culpable. Otros no comprendía muy bien por qué tenía que ser mía la culpa. De hecho, no mencioné para nada su nombre, ni tampoco di demasiadas pistas sobre su físico, su psique, su mente, lugar de vivienda o trabajo.
Definitivamente, tan eterna como dura un día de fiesta, creo que he tomado la decisión correcta: no hacer nada de nada. Bueno, algo sí, decir mi nombre. Mi nombre está en el viento. Si te acercas un poquito, te lo digo al oído, muy bajito, para que no lo oiga nadie más.
Me llamo Guillermo.
De lo irracional y el camino vital (Guirigay)
Hay cosas que uno puede sentir o ser incapaz de evitar aunque sepa que son irracionales.
Es así, lamentablemente. Sin embargo, muchas cosas se aprenden, y otras muchas se pueden interiorizar y volver a ver a la luz de la lógica, de la razón.
El camino es duro y requiere esfuerzo.
La mayoría no salimos ni acabamos conscientemente ese camino.
¿Pero hay alguna cosa que deseemos y que no requiera esfuerzo, sufrimiento o dolor?
Cuando la irracionalidad se adueña de nosotros, cuando los temores inexplicables nos acorralan, cuando creemos que determinados rituales nos evitarán este o aquel mal, ya estamos viviéndolo, sufriéndolo de una manera anticipada.
Sin poder evitarlo caemos en lo mismo que pretendemos evitar con esas creencias insostenibles por el sentido común.
Es así, lamentablemente. Sin embargo, muchas cosas se aprenden, y otras muchas se pueden interiorizar y volver a ver a la luz de la lógica, de la razón.
El camino es duro y requiere esfuerzo.
La mayoría no salimos ni acabamos conscientemente ese camino.
¿Pero hay alguna cosa que deseemos y que no requiera esfuerzo, sufrimiento o dolor?
Cuando la irracionalidad se adueña de nosotros, cuando los temores inexplicables nos acorralan, cuando creemos que determinados rituales nos evitarán este o aquel mal, ya estamos viviéndolo, sufriéndolo de una manera anticipada.
Sin poder evitarlo caemos en lo mismo que pretendemos evitar con esas creencias insostenibles por el sentido común.
Buenos Aires cargado de nostalgia (Guirigay)
Buenos Aires cargado de nostalgia.
Por desgracia, he paseado pocas veces por tus calles. Me perdí en Corrientes y Palermo. Rocé la madera de los viejos vagones mientras recorría tu interior.
He visto aún menos veces el Río de la Plata, lamiendo tus mejillas cargadas de lágrimas... pero en esas pocas ocasiones me trajo el viento bellos recuerdos de mi tierra. De una tierra fuera del tiempo y del espacio.
De la ilusión de una sonrisa en medio de la bruma, de la llovizna barriendo Puerto Madero, la Costanera... Las ilusiones en el horizonte y la nostalgia, siempre dura y amiga, barnizando la piel.
Buenos Aires creó en mi mente una puerta entre mundos, espacios y personas.Una puerta maravillosa.
La higuera y el tamarindo (Guirigay)
La higuera y el tamarindo.
El tamarindo y la playa bajo el acantilado.
La bruma espesa mis ideas mientras observo los cinco destellos en la lejanía marina. Cinco destellos cual cinco ciclópeos ojos de luz artificial.
Gigantes modernos, gigantes molinos de viento sobre un inmenso pedestal de hormigón aguardando al desdichado quijote cabalgando en la cubierta, a proa, de su intrépido velero.
La bruma espesa mi mente mientras espero su llegada, tu llegada, siempre placentera llegada.
Reposo lejos, a cubierto, mientras contemplo el verdor de tus hojas y las comparo, ¡Oh higuera!, con esa especie de cintas verdes que cuelgan de los brazos del tamarindo.
¡Tamarindo, que fuertemente aguantas el embate del viento!
Te pliegas pero resistes, te pliegas junto a la higuera, cabizbajo, meditando, esperando que la presión afloje y tus ramas se llenen de flor.
La primavera que sigue a ese duro, frío y lluvioso invierno te llena de compañía. Surgen las voces, los gritos infantiles, las marcas fluviales de los perros.
Y esperas que lleguen el solsticio vernal y las hogueras que harán de día a la noche más corta de este y de tantos otros años venideros.
El tamarindo y la playa bajo el acantilado.
La bruma espesa mis ideas mientras observo los cinco destellos en la lejanía marina. Cinco destellos cual cinco ciclópeos ojos de luz artificial.
Gigantes modernos, gigantes molinos de viento sobre un inmenso pedestal de hormigón aguardando al desdichado quijote cabalgando en la cubierta, a proa, de su intrépido velero.
La bruma espesa mi mente mientras espero su llegada, tu llegada, siempre placentera llegada.
Reposo lejos, a cubierto, mientras contemplo el verdor de tus hojas y las comparo, ¡Oh higuera!, con esa especie de cintas verdes que cuelgan de los brazos del tamarindo.
¡Tamarindo, que fuertemente aguantas el embate del viento!
Te pliegas pero resistes, te pliegas junto a la higuera, cabizbajo, meditando, esperando que la presión afloje y tus ramas se llenen de flor.
La primavera que sigue a ese duro, frío y lluvioso invierno te llena de compañía. Surgen las voces, los gritos infantiles, las marcas fluviales de los perros.
Y esperas que lleguen el solsticio vernal y las hogueras que harán de día a la noche más corta de este y de tantos otros años venideros.
13 junio 2006
Martes y Trece: Un buen par de humoristas (Catártico)
No creáis que he desaparecido, que me he desintegrado (¡aunque con este calor, cualquiera sabe que puede pasar!).
Simplemente: Los últimos días entre el trabajo y los viajes he estado un poco desbordado.
Lo que pasa es que la coincidencia de esta fecha y la creencia de algunos de vosotros de que soy muy supersticioso, me ha hecho salir de la madriguera y dar señales de vida.
Aquí estoy, de visita breve, para que los que pensaron que hoy no iba a salir de la cama, sepan que sí he salido.
Ya sé que tú concretamente estás pensando que puedo estar encerrado en casa, tapado bajo las mantas (¡te aseguro que esto fijo que no porque hace mucho calor!), escribiendo este “postito” con el portátil aprovechando el “wifi” y la tarifa plana (¿encefalograma plano?).
¡Pues no!
Aprovecho para saludar a todos los supersticiosos, enviarles un fuerte abrazo y mis mejores deseos y recordarles lo que decía un famoso ¿?:
“Ser supersticioso trae mala suerte”
Simplemente: Los últimos días entre el trabajo y los viajes he estado un poco desbordado.
Lo que pasa es que la coincidencia de esta fecha y la creencia de algunos de vosotros de que soy muy supersticioso, me ha hecho salir de la madriguera y dar señales de vida.
Aquí estoy, de visita breve, para que los que pensaron que hoy no iba a salir de la cama, sepan que sí he salido.
Ya sé que tú concretamente estás pensando que puedo estar encerrado en casa, tapado bajo las mantas (¡te aseguro que esto fijo que no porque hace mucho calor!), escribiendo este “postito” con el portátil aprovechando el “wifi” y la tarifa plana (¿encefalograma plano?).
¡Pues no!
Aprovecho para saludar a todos los supersticiosos, enviarles un fuerte abrazo y mis mejores deseos y recordarles lo que decía un famoso ¿?:
“Ser supersticioso trae mala suerte”
08 junio 2006
El día después de... (Divagación)
Bueno, como he tenido un día ajetreadillo y me he colgado bastante del teléfono (por la boca muere el pez), casi no había podido mirar los blogs de mis amigos de la Red. Por eso, esta tarde, después de estudiar Lengua con mi hijo pequeño y también aprovechando un par de pausas mientras hacíamos sintaxis (cada día sé menos), me he dado una vuelta por sus maravillosas páginas electrónicas.
¡Vaya lo que se esmeran mis blogueros preferidos!
¡Qué envidia!
Y yo aquí sin ideas que llevarme al teclado. No si me estará entrando la pájara y tendré que tomarme un descanso de unos cuantos meses como siga en este plan.
Pues este post iba del “día después de…” porque ayer con tanta bestia casi no me dio tiempo a disfrutar con los cumpleaños de dos amigas (felicidades de nuevo por si os asomáis por aquí) ni con la vuelta al ruedo cibernético de Pepetxu (me avisó Marta que estaba cansada de mis lloriqueos). Esta vuelta ha sido agraciada con un post que merece la pena visitar (“Erase una vez”). Me han dado ganas de sustraerle las fotos y hacer una encuesta sobre cual de los personajes que aparecen merecía mayor puntuación en el concurso de la “bestia”. Después me he arrepentido porque no se debe jugar con algunas cosas que haberlas "hailas".
Hablando de Marta y como le debía unas cuantas visitas, me he acercado a su página (“Recién casada y más cosas…”) y me he leído sus últimos posts. El que abre nueva sección “Personas de mi vida” me ha impresionado. He querido escribir un comentario pero no he podido, cosas de la ciencia. He acudido a mis viejos trucos de estudiante negado y he ido a otro post con menos comentarios donde he colgado el siguiente comentario:
“Mira por dónde quería hacer un comentario sobre tu post de Ángela y no he podido. Tal vez estaba saturado de comentarios y me han censurado los de La Coctelera. Quería decirte que hay nombres que están puestos tan bien que uno duda si no habrá una mano que selecciona esas cosas y luego nos tenemos que aferrar y atener a las consecuencias. Me ha gustado como has reflejado las virtudes de Ángela, su retrato personal en pocas frases que nos han hecho (me han hecho) casi conocerla en persona. Y la verdad es que hay vidas que son todo un empujón de ánimo y nos hacen replantearnos si realmente están justificadas nuestras quejas cotidianas. Me va a encantar esta sección de tu blog. Sigue así, ánimo.
Como recompensa a no poder escribir un comentario en el otro post, me he leído de nuevo la encuesta que contestas. Soy poco o nada amigo de contestar encuestas personales pero la curiosidad me puede y no puedo dejar de husmear en estas cosas. Lo siento porque soy totalmente incoherente al respecto: no debería fisgar en lo que para mí repruebo. De todas formas me ha gustado conocer un poco más de ti, de tu vida de relación y como afrontas algunas de las dificultades que surgen.
Un abrazo”
Casualmente quería haberle dicho que en mi santa casa a los chicos cuando pasan por esa etapa que se denomina adolescencia, les decimos que están en la “asnolescencia” porque tanto ellos como nosotros nos comportamos peor que los difamados asnos.
Pobres hijos y pobres asnos que tienen que soportar a personas sin el título oficial de padres que están obligados por naturaleza y sentimientos a ser padres.
Un consejo no pedido: “sed padres con vuestros hijos pero no os metáis a ser maestros, amigos o consejeros, os evitareis muchas meteduras de pata”. Por favor, olvidadlo porque nadie escarmienta en cabeza ajena.
Después me he dado una pasadita por el “Diario de una lectora”. Este blog siempre me enseña algo nuevo, evoca recuerdos o me sugiere ideas. Os animo a visitarlo. Los últimos post son realmente interesantes. ¿Os acordáis del cuento de la gallina de los huevos de oro? Aquí hay una interpretación atractiva de veras.
Las fotos y los comentarios de “La nada como herramienta” son objeto de culto. Merece la pena reflexionar sobre ellos. Esta vez 3 se mete con el tema de las herramientas: “Elegimos herramienta en una ocasión...
arreglamos...
pero no sabes prescindir de ella
y usar la adecuada en la siguiente ocasión.
Infinidad de utensilios dispuestos para ser usados y sólo vamos con el destornillador que usamos con aquel cochecito.”
Así somos, tozudos, simples y complejos, todo en la misma vasija.
Y para finalizar, me gustaría como no, mencionar a “La fulana”, blog ¿divulgativo? Con contenidos políticamente incorrectos. Su último post se me quedo grabado en el corazón y eso que solo entendí una tercera parte de lo que leí. Ya ven, problemas con la riqueza del lenguaje castellano. Y eso que me creía un poquito más leído que la media: Una buena cura de humildad.
Que me perdonen el resto de los amigos porque esta vez no les comento. Sin embargo sus aportaciones me encantan.
No nos dejen que La Coctelera se calienta demasiado con las ausencias.
No sé pero creo que se me ha ido un poco la tecla y este post ha quedado muy largo.
¡Vaya lo que se esmeran mis blogueros preferidos!
¡Qué envidia!
Y yo aquí sin ideas que llevarme al teclado. No si me estará entrando la pájara y tendré que tomarme un descanso de unos cuantos meses como siga en este plan.
Pues este post iba del “día después de…” porque ayer con tanta bestia casi no me dio tiempo a disfrutar con los cumpleaños de dos amigas (felicidades de nuevo por si os asomáis por aquí) ni con la vuelta al ruedo cibernético de Pepetxu (me avisó Marta que estaba cansada de mis lloriqueos). Esta vuelta ha sido agraciada con un post que merece la pena visitar (“Erase una vez”). Me han dado ganas de sustraerle las fotos y hacer una encuesta sobre cual de los personajes que aparecen merecía mayor puntuación en el concurso de la “bestia”. Después me he arrepentido porque no se debe jugar con algunas cosas que haberlas "hailas".
Hablando de Marta y como le debía unas cuantas visitas, me he acercado a su página (“Recién casada y más cosas…”) y me he leído sus últimos posts. El que abre nueva sección “Personas de mi vida” me ha impresionado. He querido escribir un comentario pero no he podido, cosas de la ciencia. He acudido a mis viejos trucos de estudiante negado y he ido a otro post con menos comentarios donde he colgado el siguiente comentario:
“Mira por dónde quería hacer un comentario sobre tu post de Ángela y no he podido. Tal vez estaba saturado de comentarios y me han censurado los de La Coctelera. Quería decirte que hay nombres que están puestos tan bien que uno duda si no habrá una mano que selecciona esas cosas y luego nos tenemos que aferrar y atener a las consecuencias. Me ha gustado como has reflejado las virtudes de Ángela, su retrato personal en pocas frases que nos han hecho (me han hecho) casi conocerla en persona. Y la verdad es que hay vidas que son todo un empujón de ánimo y nos hacen replantearnos si realmente están justificadas nuestras quejas cotidianas. Me va a encantar esta sección de tu blog. Sigue así, ánimo.
Como recompensa a no poder escribir un comentario en el otro post, me he leído de nuevo la encuesta que contestas. Soy poco o nada amigo de contestar encuestas personales pero la curiosidad me puede y no puedo dejar de husmear en estas cosas. Lo siento porque soy totalmente incoherente al respecto: no debería fisgar en lo que para mí repruebo. De todas formas me ha gustado conocer un poco más de ti, de tu vida de relación y como afrontas algunas de las dificultades que surgen.
Un abrazo”
Casualmente quería haberle dicho que en mi santa casa a los chicos cuando pasan por esa etapa que se denomina adolescencia, les decimos que están en la “asnolescencia” porque tanto ellos como nosotros nos comportamos peor que los difamados asnos.
Pobres hijos y pobres asnos que tienen que soportar a personas sin el título oficial de padres que están obligados por naturaleza y sentimientos a ser padres.
Un consejo no pedido: “sed padres con vuestros hijos pero no os metáis a ser maestros, amigos o consejeros, os evitareis muchas meteduras de pata”. Por favor, olvidadlo porque nadie escarmienta en cabeza ajena.
Después me he dado una pasadita por el “Diario de una lectora”. Este blog siempre me enseña algo nuevo, evoca recuerdos o me sugiere ideas. Os animo a visitarlo. Los últimos post son realmente interesantes. ¿Os acordáis del cuento de la gallina de los huevos de oro? Aquí hay una interpretación atractiva de veras.
Las fotos y los comentarios de “La nada como herramienta” son objeto de culto. Merece la pena reflexionar sobre ellos. Esta vez 3 se mete con el tema de las herramientas: “Elegimos herramienta en una ocasión...
arreglamos...
pero no sabes prescindir de ella
y usar la adecuada en la siguiente ocasión.
Infinidad de utensilios dispuestos para ser usados y sólo vamos con el destornillador que usamos con aquel cochecito.”
Así somos, tozudos, simples y complejos, todo en la misma vasija.
Y para finalizar, me gustaría como no, mencionar a “La fulana”, blog ¿divulgativo? Con contenidos políticamente incorrectos. Su último post se me quedo grabado en el corazón y eso que solo entendí una tercera parte de lo que leí. Ya ven, problemas con la riqueza del lenguaje castellano. Y eso que me creía un poquito más leído que la media: Una buena cura de humildad.
Que me perdonen el resto de los amigos porque esta vez no les comento. Sin embargo sus aportaciones me encantan.
No nos dejen que La Coctelera se calienta demasiado con las ausencias.
No sé pero creo que se me ha ido un poco la tecla y este post ha quedado muy largo.
06 junio 2006
6 de junio de 2006: el día de la Bestia (Divagación II)
Me quedaba en el post anterior con la pregunta
¿Tendrán razón? (los agoreros)
Mi opinión (me considero racionalista sensiblero) es que sí, que tienen razón.
Me baso en lo siguiente: para miles de personas hoy, mañana, ayer, y cualquier día de los que queden por venir (y deseo que sean muchos), es el fin del mundo. Porque el mundo se extingue cada día para miles de personas.
Y se acabó la película.
Y me duele, me duele porque sólo algunas de esas personas acaban su mundo de una forma lógica, finalizando una etapa en su ciclo vital, según sean sus creencias seguirán en otros ciclos o no (ahí no me meto porque soy muy respetuosos con las creencias ajenas) y eso es bueno. Pero, repito, esas personas son pocas y la mayoría de las personas que mueren a diario lo hacen de una manera injusta.
Muchos mueren de hambre, otros de enfermedades que se pueden evitar, otras de accidentes, muchas a causa de las mil y una guerras que están mal repartidas por este planeta (de muchas no nos enteremos porque no interesa que se sepa de que va el asunto).
La mayoría de las veces que uno quiere ser consciente se da cuenta de que la verdadera Bestia somos los seres humanos, unos mucho más que otros. Pero hasta esas bestias que detentan el poder y hacen lógico que se malgaste la riqueza de toda la humanidad en armas, en construcciones faraónicas absurdas, en el bienestar (¿real?) de unos pocos, cimentado en la desgracia de la mayoría, están en ese lugar de toma de decisiones porque bestias más pequeñas (la mayoría de nosotros) lo consentimos.
¿Tendrán razón? (los agoreros)
Mi opinión (me considero racionalista sensiblero) es que sí, que tienen razón.
Me baso en lo siguiente: para miles de personas hoy, mañana, ayer, y cualquier día de los que queden por venir (y deseo que sean muchos), es el fin del mundo. Porque el mundo se extingue cada día para miles de personas.
Y se acabó la película.
Y me duele, me duele porque sólo algunas de esas personas acaban su mundo de una forma lógica, finalizando una etapa en su ciclo vital, según sean sus creencias seguirán en otros ciclos o no (ahí no me meto porque soy muy respetuosos con las creencias ajenas) y eso es bueno. Pero, repito, esas personas son pocas y la mayoría de las personas que mueren a diario lo hacen de una manera injusta.
Muchos mueren de hambre, otros de enfermedades que se pueden evitar, otras de accidentes, muchas a causa de las mil y una guerras que están mal repartidas por este planeta (de muchas no nos enteremos porque no interesa que se sepa de que va el asunto).
La mayoría de las veces que uno quiere ser consciente se da cuenta de que la verdadera Bestia somos los seres humanos, unos mucho más que otros. Pero hasta esas bestias que detentan el poder y hacen lógico que se malgaste la riqueza de toda la humanidad en armas, en construcciones faraónicas absurdas, en el bienestar (¿real?) de unos pocos, cimentado en la desgracia de la mayoría, están en ese lugar de toma de decisiones porque bestias más pequeñas (la mayoría de nosotros) lo consentimos.
6 de junio de 2006: el día de la Bestia (Divagación: I)
Hoy parece que es un día propicio para publicistas y agoreros.
Los primeros, que andan escasos de ideas últimamente, se agarran a lo que pueden. Sólo es necesario ponerse un ratito delante del televisor, o escuchar la radio en el coche, o mirar, sí mirar, un periódico (algún desfasado que todavía lee letra impresa en papel tratado con cloro: “mizmamente llo zin ir maz lejoz”) y… tacháaaaan….
¿Dónde están las ideas que alguna vez “brillaron” en sus cerebros?
Es alucinante, sí alucinante, no encuentras ninguna idea nueva ni aunque la busques con un lupa (perdón, microscopio) de 1.200 aumentos. La verdad es que podían irse de sabático al Sahel o Zinbawe para darse cuenta de la vida real. Verían lo que duran sus geniales anuncios en la vida de a pie del siglo XXI fuera de la ¿civilización occidental?
Han llegado a tal escasez de ideas que aquellos relacionados con la industria cinematográfica se han puesto a remolque de la moda “remake” (moda basada en que no hay nada nuevo bajo el sol –ya lo dijo Salomón-) y nos atizan en los cines con una publicidad gore-retro-llamikemekuenta resucitando una película de los años de Franco sobre el Maligno, la Bestia y el Fin del Mundo (todo con mayúsculas).
Y en esta que llegan los agoreros. Digna profesión, la de agorero, entre todas las santísimas profesiones que sobre la faz del planeta se desarrollan.
Nos hablan del fin del mundo, de la conjunción de planetas, de las cifras que coinciden formando el número de la bestia…
¿Tendrán razón?
Los primeros, que andan escasos de ideas últimamente, se agarran a lo que pueden. Sólo es necesario ponerse un ratito delante del televisor, o escuchar la radio en el coche, o mirar, sí mirar, un periódico (algún desfasado que todavía lee letra impresa en papel tratado con cloro: “mizmamente llo zin ir maz lejoz”) y… tacháaaaan….
¿Dónde están las ideas que alguna vez “brillaron” en sus cerebros?
Es alucinante, sí alucinante, no encuentras ninguna idea nueva ni aunque la busques con un lupa (perdón, microscopio) de 1.200 aumentos. La verdad es que podían irse de sabático al Sahel o Zinbawe para darse cuenta de la vida real. Verían lo que duran sus geniales anuncios en la vida de a pie del siglo XXI fuera de la ¿civilización occidental?
Han llegado a tal escasez de ideas que aquellos relacionados con la industria cinematográfica se han puesto a remolque de la moda “remake” (moda basada en que no hay nada nuevo bajo el sol –ya lo dijo Salomón-) y nos atizan en los cines con una publicidad gore-retro-llamikemekuenta resucitando una película de los años de Franco sobre el Maligno, la Bestia y el Fin del Mundo (todo con mayúsculas).
Y en esta que llegan los agoreros. Digna profesión, la de agorero, entre todas las santísimas profesiones que sobre la faz del planeta se desarrollan.
Nos hablan del fin del mundo, de la conjunción de planetas, de las cifras que coinciden formando el número de la bestia…
¿Tendrán razón?
03 junio 2006
Imagine, Lennon, el Che y el poder insaciable (Divagación)
Hay canciones que oímos en muchos lugares de una forma autómata, sin prestar casi atención. Son canciones que muchas veces ligamos a la publicidad en la televisión o la radio. Sin embargo, estas canciones pueden haber sido parte indispensable de la vida de muchas personas.
Escucharlas nos retrotraen a otros momentos, a otras vidas, a sentimientos plurales, de amor o desamor, de amistad y odio, de lejanía o proximidad, de plenitud y vacuidad, de soledad o compañía.
Muchas de estas canciones han sido adulteradas, como lo ha sido también la famosa fotografía del Che tomada por Korda, hasta la saciedad.
Imagine there's no Heaven
It's easy if you try
No hell below us
Above us only sky
Imagine all the people
Living for today
Imagine there's no countries
It isn't hard to do
Nothing to kill or die for
And no religion too
Imagine all the people
Living life in peace
You may say that I'm a dreamer
But I'm not the only one
I hope someday you'll join us
And the world will be as one
Imagine no possessions
I wonder if you can
No need for greed or hunger
A brotherhood of man
Imagine all the people
Sharing all the world
You may say that I'm a dreamer
But I'm not the only one
I hope someday you'll join us
And the World will live as one
Escucharlas nos retrotraen a otros momentos, a otras vidas, a sentimientos plurales, de amor o desamor, de amistad y odio, de lejanía o proximidad, de plenitud y vacuidad, de soledad o compañía.
Muchas de estas canciones han sido adulteradas, como lo ha sido también la famosa fotografía del Che tomada por Korda, hasta la saciedad.
Adulteradas por aquellos que, en el pasado, en el momento de su aparición, se sintieron amenazados, insultados por éstas. Así es el poder eterno, imperturbable, que absorbe, integra y… desintegra todo aquello que en algún momento fue contestación, revolución o vanguardia.
Quede entre estos mensajes el de “Imagine” de John Lennon.
Y que los sueños se cumplan.
¡Buenas noches y buena suerte!
Imagine there's no Heaven
It's easy if you try
No hell below us
Above us only sky
Imagine all the people
Living for today
Imagine there's no countries
It isn't hard to do
Nothing to kill or die for
And no religion too
Imagine all the people
Living life in peace
You may say that I'm a dreamer
But I'm not the only one
I hope someday you'll join us
And the world will be as one
Imagine no possessions
I wonder if you can
No need for greed or hunger
A brotherhood of man
Imagine all the people
Sharing all the world
You may say that I'm a dreamer
But I'm not the only one
I hope someday you'll join us
And the World will live as one
Autorretrete (Divagación)
Es difícil definirse, delinearse, describirse, hacer una especie de autorretrato. Si es poco menos que imposible hacer una descripción de nuestro aspecto físico, todavía lo es más intentar expresar las miles de corrientes internas que pueden recorrer nuestra personalidad.
Una fotografía puede paralizar nuestra imagen en un instante, estabilizar los rasgos un segundo, pero tanto los que la vean como nosotros mismos al contemplarla, verán, veremos una fugaz pincelada de nosotros mismos. Una pincelada de un instante concreto, de una mueca teatral hacia la vida que nos rodea, una actuación de cara a la galería.
¿Cómo sería una representación gráfica de nuestro interior?
¿Sería nada más que una mueca, una actuación fulgurante que se desintegra tan pronto se crea?
Seguro.
Muchas veces nos encontramos con noticias, artículos, comentarios sobre el conocimiento mayor del cerebro humano. Se especula con la posibilidad, casi de ciencia-ficción, de poder filmar, grabar, fotografiar el pensamiento humano.
¿Cómo será éste?
Desde luego que no será uno, aunque cada uno de los pensamientos será en esencia único, irrepetible en su misma esencia, tal vez sí en su contenido.
Casi, pensándolo mejor prefiero que esta especulativa posibilidad quede en eso en mera especulación científica. Me gusta la intimidad del pensamiento, último reducto de la libertad humana.
¿Qué haríamos si también el poder, político o económico, de turno pudiera inmiscuirse en lo más íntimo de nosotros, de nuestro último santuario, todavía ajeno al bombardeo continuo del exterior?
Prefiero recrearme en la creencia, tal vez pueril, de que no será posible en un futuro próximo. Retirarme a ese cuarto espiritual que es el alma.
Para finalizar, dos trazos lingüísticos:
Auto-
(Del gr. αúτο-).
1. elem. compos. Significa 'propio' o 'por uno mismo'. Autosugestión, autobiografía, automóvil.
Retrete
(Del prov. o cat. retret).
1. m. Aposento dotado de las instalaciones necesarias para orinar y evacuar el vientre.
2. m. Estas instalaciones.
3. m. desus. Cuarto pequeño en la casa o habitación, destinado para retirarse.
(Real Academia Española)
Una fotografía puede paralizar nuestra imagen en un instante, estabilizar los rasgos un segundo, pero tanto los que la vean como nosotros mismos al contemplarla, verán, veremos una fugaz pincelada de nosotros mismos. Una pincelada de un instante concreto, de una mueca teatral hacia la vida que nos rodea, una actuación de cara a la galería.
¿Cómo sería una representación gráfica de nuestro interior?
¿Sería nada más que una mueca, una actuación fulgurante que se desintegra tan pronto se crea?
Seguro.
Muchas veces nos encontramos con noticias, artículos, comentarios sobre el conocimiento mayor del cerebro humano. Se especula con la posibilidad, casi de ciencia-ficción, de poder filmar, grabar, fotografiar el pensamiento humano.
¿Cómo será éste?
Desde luego que no será uno, aunque cada uno de los pensamientos será en esencia único, irrepetible en su misma esencia, tal vez sí en su contenido.
Casi, pensándolo mejor prefiero que esta especulativa posibilidad quede en eso en mera especulación científica. Me gusta la intimidad del pensamiento, último reducto de la libertad humana.
¿Qué haríamos si también el poder, político o económico, de turno pudiera inmiscuirse en lo más íntimo de nosotros, de nuestro último santuario, todavía ajeno al bombardeo continuo del exterior?
Prefiero recrearme en la creencia, tal vez pueril, de que no será posible en un futuro próximo. Retirarme a ese cuarto espiritual que es el alma.
Para finalizar, dos trazos lingüísticos:
Auto-
(Del gr. αúτο-).
1. elem. compos. Significa 'propio' o 'por uno mismo'. Autosugestión, autobiografía, automóvil.
Retrete
(Del prov. o cat. retret).
1. m. Aposento dotado de las instalaciones necesarias para orinar y evacuar el vientre.
2. m. Estas instalaciones.
3. m. desus. Cuarto pequeño en la casa o habitación, destinado para retirarse.
(Real Academia Española)
Viajando por los mapas de la memoria (Divagación)
Me gustan mucho los mapas. Reconozco que prácticamente todos los mapas me hacen viajar con solo mirarlos. Una especie de droga psico-activa de tinta de colores.
Los viajes son, al fin y al cabo, divagaciones de la mente y esas sensaciones que produce el dibujo entrañable que hay sobre el papel son una especie de alternativa para los momentos de descanso.
Si los mapas tienen algún dato errado, antiguo (obsoleto) o cambiado, hay que verlo con buenos ojos, ya que estos fallos añaden una pizca más de especias a esa comida del alma que son los viajes.
Mi familia me regaló en Navidad un precioso libro de mapas curiosos e historicos (“The Agile Rabbit Book of Historical and Curious Maps”). Desde entonces no estoy seguro de haber parado de delirar con los viajes a través del tiempo y el espacio.
Simplemente es curioso lo que puede hacer una buena dosis de tinta bien cargada.
Los viajes son, al fin y al cabo, divagaciones de la mente y esas sensaciones que produce el dibujo entrañable que hay sobre el papel son una especie de alternativa para los momentos de descanso.
Si los mapas tienen algún dato errado, antiguo (obsoleto) o cambiado, hay que verlo con buenos ojos, ya que estos fallos añaden una pizca más de especias a esa comida del alma que son los viajes.
Mi familia me regaló en Navidad un precioso libro de mapas curiosos e historicos (“The Agile Rabbit Book of Historical and Curious Maps”). Desde entonces no estoy seguro de haber parado de delirar con los viajes a través del tiempo y el espacio.
Simplemente es curioso lo que puede hacer una buena dosis de tinta bien cargada.
Los caminos a ninguna parte (Divagación + Guirigay)
Los caminos conducen a ninguna parte si el viajero no fija una meta o no precisa fijarla. Sin embargo, la meta puede ser el mismo camino, el polvo que levantan tus pies descalzos, las miradas que se cruzan con la tuya, los olores y aromas que penetran tus fosas nasales y golpean suavemente tu cerebro.
No podemos dejar fuera a todos esos sonidos, ruidos, músicas, palabras, gritos, susurros que envuelven cada zancada, cada descanso en nuestra marcha sin horizonte. Somos inconscientes de lo que sucede a nuestro alrededor y debemos ser plenamente conscientes.
Uno se convierte en viajero, deja de ser turista, cuando empieza a percibir cada detalle de la geografía humana, animal, natural de los lugares por donde pasa.
Y es ese viaje, sin rumbo y sin tiempo, sin ritmo y sin pausa, el que va llenando la mochila del alma de todas las personas, de todos los objetos, de los recuerdos y memorias, que construirán nuestro legado vital.
No podemos dejar fuera a todos esos sonidos, ruidos, músicas, palabras, gritos, susurros que envuelven cada zancada, cada descanso en nuestra marcha sin horizonte. Somos inconscientes de lo que sucede a nuestro alrededor y debemos ser plenamente conscientes.
Uno se convierte en viajero, deja de ser turista, cuando empieza a percibir cada detalle de la geografía humana, animal, natural de los lugares por donde pasa.
Y es ese viaje, sin rumbo y sin tiempo, sin ritmo y sin pausa, el que va llenando la mochila del alma de todas las personas, de todos los objetos, de los recuerdos y memorias, que construirán nuestro legado vital.
Recuerdo
Recuerdo
1. m. Memoria que se hace o aviso que se da de algo pasado o de que ya se habló.
2. m. Cosa que se regala en testimonio de buen afecto.
3. m. Objeto que se conserva para recordar a una persona, una circunstancia, un suceso, etc. No he querido desprenderme de los recuerdos de familia.
4. m. pl. memorias (saludo por escrito o por medio de tercera persona).
(Real Academia Española)
1. m. Memoria que se hace o aviso que se da de algo pasado o de que ya se habló.
2. m. Cosa que se regala en testimonio de buen afecto.
3. m. Objeto que se conserva para recordar a una persona, una circunstancia, un suceso, etc. No he querido desprenderme de los recuerdos de familia.
4. m. pl. memorias (saludo por escrito o por medio de tercera persona).
(Real Academia Española)
02 junio 2006
Catártico
Catártico, ca
(Del gr. καθαρτικóς).
1. adj. Perteneciente o relativo a la catarsis psíquica o determinante de ella.
2. adj. Med. Dicho de un medicamento: purgante.
(Real Academia Española)
(Del gr. καθαρτικóς).
1. adj. Perteneciente o relativo a la catarsis psíquica o determinante de ella.
2. adj. Med. Dicho de un medicamento: purgante.
(Real Academia Española)
Divagación viene de Divagar
Divagar
(Del lat. divagāri).
1. intr. vagar.
2. intr. Separarse del asunto de que se trata.
3. intr. Hablar o escribir sin concierto ni propósito fijo y determinado.
(Real Academia Española)
(Del lat. divagāri).
1. intr. vagar.
2. intr. Separarse del asunto de que se trata.
3. intr. Hablar o escribir sin concierto ni propósito fijo y determinado.
(Real Academia Española)
Guirigay
Guirigay
(Voz imit.).
1. m. Gritería y confusión que resulta cuando varios hablan a la vez o cantan desordenadamente.
2. m. coloq. Lenguaje oscuro y difícil de entender.
(Real Academia Española)
(Voz imit.).
1. m. Gritería y confusión que resulta cuando varios hablan a la vez o cantan desordenadamente.
2. m. coloq. Lenguaje oscuro y difícil de entender.
(Real Academia Española)
Estarcido viene de Estarcir
Estarcir
(Del "latín" extergēre, enjugar, limpiar).
1.tr. Estampar dibujos, letras o números haciendo pasar el color, con un instrumento adecuado, a través de los recortes efectuados en una chapa.
(Real Academia Española)
(Del "latín" extergēre, enjugar, limpiar).
1.tr. Estampar dibujos, letras o números haciendo pasar el color, con un instrumento adecuado, a través de los recortes efectuados en una chapa.
(Real Academia Española)
El Viento en la Isla (Estarcido)
El viento, las islas y las islas espurias que sobresalen buscando la dimensión de agua que les falta. La isla Negra que no es isla, que no es oscura porque la iluminó el Poeta. La luz que no apagaron las botas militares, la traicionera palabra del que nunca la tuvo.
Brille la ilusión, venzan las palabras a las tinieblas, tiemblen las nubes ante las caricias del sol.
El viento en la isla
El viento es un caballo:
óyelo cómo corre
por el mar, por el cielo.
Quiere llevarme: escucha
cómo recorre el mundo
para llevarme lejos.
Escóndeme en tus brazos
por esta noche sola,
mientras la lluvia rompe
contra el mar y la tierra
su boca innumerable.
Escucha como el viento
me llama galopando
para llevarme lejos.
Con tu frente en mi frente,
con tu boca en mi boca,
atados nuestros cuerpos
al amor que nos quema,
deja que el viento pase
sin que pueda llevarme.
Deja que el viento corra
coronado de espuma,
que me llame y me busque
galopando en la sombra,
mientras yo, sumergido
bajo tus grandes ojos,
por esta noche sola
descansaré, amor mío.
Pablo Neruda
¿”El código Da Vinci” o/y “V de Vendetta”? (Divagación)
Hoy es viernes y la mañana ha salido luminosa, clara, con una ligera brisa. Anuncia un buen fin de semana.
El día se presenta bastante movido, con demasiadas reuniones y con la necesidad de estar con demasiados compañeros de trabajo. Es difícil, cada vez más difícil (¿Será la edad?) aguantar impertérrito los diálogos grises que se entablan cuando te da igual la conversación.
Por la tarde, queremos ir al cine. Hace tiempo que no nos tomamos en serio realizar alguna cosa no habitual (¡qué cosas que ir al cine sea casi un acontecimiento lúdico!).
Nos apetece ver “El código Da Vinci” y también “V de vendetta”.
De la primera hemos leído bastantes críticas negativas pero nos apetece un poco de desconexión. De la segunda, hemos oído de todo pero el tema parece atractivo.
¿Por cuál decidirse?
El día se presenta bastante movido, con demasiadas reuniones y con la necesidad de estar con demasiados compañeros de trabajo. Es difícil, cada vez más difícil (¿Será la edad?) aguantar impertérrito los diálogos grises que se entablan cuando te da igual la conversación.
Por la tarde, queremos ir al cine. Hace tiempo que no nos tomamos en serio realizar alguna cosa no habitual (¡qué cosas que ir al cine sea casi un acontecimiento lúdico!).
Nos apetece ver “El código Da Vinci” y también “V de vendetta”.
De la primera hemos leído bastantes críticas negativas pero nos apetece un poco de desconexión. De la segunda, hemos oído de todo pero el tema parece atractivo.
¿Por cuál decidirse?
01 junio 2006
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