17 junio 2006

El sexo de los ángeles (Microcuento)

La vida nos da trabajos de todos los colores y de muchos sabores.
Recuerdo uno que realicé de estudiante. Consistía en mantener cuidados a los ratones de un laboratorio. Sí, a esos ratoncitos blancos que parecen tan amables y bonitos para los niños. Había que limpiar bien las jaulas, tenerles con abundante comida y bebida (ad libitum).
Los ratones no son homogéneos, los hay hembras y los hay machos.
¿Curioso verdad?
Y cuando en la misma jaula conviven ambos sexos, la naturaleza se llena de embarazos. Con el nacimiento de los nuevos ratoncillos es indispensable hacer una buena selección según el sexo. Separarlos como buen cura censor franquista.
Las ratoncillas lactantes a una jaula. Los ratoncillos a otra.
La labor no es nada sencilla. Los genitales no están bien diferenciados a estas tempranas edades y a la caótica naturaleza, ayudada por el inexperto “sexador” aficionado, le gustaba jugar regalándonos bonitos embarazos en la jaula sólo para hembras.
Comprendí que hay cosas tan difíciles en la tierra, o casi, como saber cual es el sexo de los ángeles.

Ángeles

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